Monterrey

El cambio climático en Nuevo León

OPINIÓN. La entidad presenta niveles de vulnerabilidad al cambio climático medio y alto, lo cual a su vez impacta en la producción local de alimentos de origen vegetal y animal.

A pesar de estar ubicados en una zona árida, el neolonés ha padecido en fechas recientes los embates de desastres naturales causados por tormentas y ciclones, además de las olas de calor y las sequías propias de la región. Esto es consistente con lo expresado por los especialistas en el sentido de que el calentamiento global trae aparejado un incremento en la probabilidad de ocurrencia de eventos climáticos extremos y en su magnitud. El paso en 2010 del ciclón tropical Alex, mostró las consecuencias y los riesgos del cambio climático para el estado de Nuevo León.

Los investigadores han encontrado que la temperatura del planeta comenzó una fase ascendente en la mitad del siglo XIX, fenómeno denominado de cambio climático o calentamiento global. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas determinó con un 95 por ciento de confianza que la actividad humana, asociada a la emisión de gases efecto invernadero que resulta del consumo creciente de combustibles fósiles, es la principal causa del calentamiento de la Tierra.

Conforme a lo registrado a nivel global, el país se ha vuelto más cálido, particularmente la zona Norte. Además, se observa un incremento en la frecuencia de huracanes y ciclones de alta intensidad que han afectado el territorio mexicano. El Centro Nacional de Prevención de Desastres refiere que los daños y pérdidas ocasionados por el paso del huracán Alex en 2010 fueron del orden de 21 mil 500 millones de pesos en Nuevo León, convirtiéndose en uno de los estados de la República con los mayores costos socioeconómicos derivados de desastres naturales.

El esfuerzo internacional orientado a mitigar la emisión de gases de efecto invernadero no ha sido suficiente, ya que la concentración de dichos gases en la atmósfera ha alcanzado niveles no existentes en medio millón de años. Por su parte, la NASA reportó que en 2016 la temperatura de la tierra superó todas las cifras registradas, por tercer año consecutivo. Los especialistas advierten que, de continuar esta tendencia, se debe esperar una mayor frecuencia de eventos climáticos extremos en el mundo.

El escenario de mediano plazo elaborado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático prevé que la temperatura promedio se incrementará entre 1°- 1.5° y la precipitación pluvial se reducirá entre 10 y 20 por ciento, en la mayor parte del territorio del estado de Nuevo León.

En el libro Vulnerabilidad y Adaptación a los Efectos del Cambio Climático en México se menciona que el sector hídrico del estado de Nuevo León presenta niveles de vulnerabilidad al cambio climático medio y alto, lo cual a su vez impacta en la producción local de alimentos de origen vegetal y animal.

Por lo tanto, aquellos dedicados a actividades agrícolas, ganaderas e industriales en la región, así como las autoridades estatales encargadas de la planificación urbana y los responsables de prevenir y responder a desastres naturales, deben tomar decisiones considerando las condiciones que el cambio climático trae consigo y dejar de visualizar los eventos extremos como una anormalidad del pasado reciente.

La investigación científica y los esfuerzos de divulgación en materia de cambio climático de centros de investigación en México y en el resto del mundo, nos brindan la oportunidad de aprender sobre alternativas de adaptación y mitigación. El éxito será para aquellas organizaciones que aprovechen la información disponible y actúen con oportunidad. A las autoridades de Nuevo León les toca poner el ejemplo construyendo comunidades y diseñando políticas públicas afines a la nueva realidad climática de la región, caracterizada por una mayor temperatura promedio, así como mayor probabilidad de lluvias intensas.

La autora es Doctora en Economía por la Universidad de Cincinnati y actualmente es Consultora Senior en SESPEC, Consultores en Riesgos.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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