Monterrey

Desglosando la inflación

Aunque se observó un aceleramiento de la parte subyacente de la inflación, debido a la mayor inflación en los precios de las mercancías y de los servicios, el componente no subyacente de la inflación observó una menor incidencia en comparación a meses previos.

La inflación de la primera quincena de septiembre se ubicó en una tasa quincenal de 0.22 por ciento y una tasa interanual de 4.88 por ciento, por debajo de las expectativas del mercado.

Aunque se observó un aceleramiento de la parte subyacente de la inflación, debido a la mayor inflación en los precios de las mercancías y de los servicios, el componente no subyacente de la inflación observó una menor incidencia en comparación a meses previos. Visto de otro enfoque, la inflación subyacente, que es la inflación medular o de largo plazo, pasó de explicar el 22.8 por ciento de la inflación quincenal en la segunda mitad de agosto a explicar el 63.9 por ciento en la primera mitad de septiembre, mientras que la inflación no subyacente pasó de explicar el 77.2 por ciento del incremento en precios a explicar sólo el 36.1 por ciento del incremento en precios.

Lo anterior debido a que la inflación no subyacente de productos agropecuarios se contrajo, debido al retroceso de precios algunas frutas y verduras, que aunque no son las mismas que se habían incrementado en las quincenas pasadas, ayudaron a la inflación. Aún y cuando el retroceso en la inflación de las frutas y verduras es bueno para el consumidor, es importante recordar que la inflación no subyacente incluye a aquellos productos con precios más volátiles, cuyas variaciones normalmente están asociadas a choques de oferta y sobre las cuales la política monetaria tiene una menor influencia. En palabras comunes y corrientes, aún no podemos cantar victoria, ya que la inflación no subyacente, como su nombre lo dice, es altamente volátil.

Dentro del dato, lo realmente relevante es que la inflación subyacente haya subido, ya que es la que determina el desempeño de la inflación en el largo plazo y es en última instancia en lo que se fija Banco de México para administrar la política monetaria. De hecho, es en la inflación subyacente donde se observa el traspaso de la depreciación cambiaria hacia los precios, por lo que el aceleramiento en la inflación pudo haber sido también consecuencia de la depreciación del peso.

Por otro lado, la inflación sigue teniendo riesgos al alza, pues el precio de los energéticos registró un incremento quincenal de 1.17 por ciento, el más elevado desde la primera quincena de junio. Durante la quincena, en la canasta de energéticos, el gas doméstico LP registró el mayor incremento a una tasa quincenal de 3.67 por ciento, seguido de la gasolina de bajo octanaje que subió a una tasa quincenal de 0.79 por ciento. El incremento interanual del gas doméstico LP es de 26.25 por ciento, mientras que el precio de la gasolina de bajo octanaje ha subido 22.37 por ciento en el último año.

Hacia adelante, este último riesgo inflacionario recae en que los precios de algunos energéticos, en particular la gasolina, se sigan incrementando. Cabe destacar que el precio de la gasolina depende directamente del precio del petróleo, el cual podría enfrentar mayores presiones al alza durante los próximos meses, pues se espera que Irán siga reduciendo su oferta petrolera debido a la próxima imposición de sanciones por parte de Estados Unidos, mientras que la OPEP ya ha dicho que no planea elevar su producción por el momento.

El pronóstico de cierre para la inflación se sigue manteniendo alrededor de 4.40 por ciento, todavía fuera del rango permitido por el Banco de México. Por lo anterior, es de esperarse que Banxico suba su tasa de referencia una vez más en 25 puntos base, probablemente en el anuncio de diciembre, siempre y cuando el tipo de cambio permanezca por debajo de 19.30 pesos por dólar, ya que por arriba de este nivel se generan presiones inflacionarias adicionales. Asimismo, se espera que durante la segunda mitad de 2019, la inflación regrese al rango permitido por el Banco de México.

La autora es economista en Jefe de Grupo Financiero BASE y profesora de economía en el Tec de Monterrey.

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