Monterrey

Creer es crear

OPINIÓN. La actual alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz, es una mujer que merece ser observada dado que tiene mucho que aportar a su ciudad y como ejemplo al país.

A Santiago
La frontera con los Estados Unidos es todo un asunto para nuestro país y mucho más para los alcaldes de las ciudades fronterizas. Peor aún, para aquellos que tienen problemas de narcotráfico y todo lo que lo acompaña, como lo son las localidades de Tijuana, Laredo, Reynosa y Matamoros.

Por ello, ser alcalde de cualquiera de esas urbes tiene doble reto.

Primero, el administrar bien los recursos, trabajar con poblaciones flotantes, por la cantidad de migrantes y rechazados en el vecino país que reciben, así como contar con la problemática de la entrada de armamento, droga y todo lo que conlleva ser ciudad vecina de los Estados Unidos.

Ante ello, creo que hay quienes al entrar al gobierno han decidido esconder la cabeza y hacer como que no pasa nada y justificarse para que todo siga igual o empeore. Es muy claro el caso de Matamoros, donde el centro ha estado más que muerto desde hace ya varios trienios.

Y están otros gobernantes que ahí la llevan y luchan por lo menos por mejorar el estado de las cosas. También están los que creen que hay que hacer lo imposible y trabajan para ello y crean las condiciones.

En ese último grupo incluyo a la actual alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz. Una mujer que merece ser observada dado que tiene mucho que aportar a su ciudad y como ejemplo al país.

Maki, como comúnmente se le conoce, no es una personalidad cualquiera. Es una mujer con largo recorrido a paso agigantado dentro de la vida pública. Después de ser regidora, pasó a ser Diputada federal, para convertirse durante el gobierno de Felipe Calderón en subsecretaria de Estado y luego en Senadora. Hoy es alcaldesa de una de las ciudades con más retos en el país de los promedio.

Sin embargo, Maki tiene mucho a su favor. Por un lado ha enfrentado retos de salud tanto en lo personal como en lo familiar donde en lugar de ser víctima, ha sacado la casta y se ha puesto frente a la vida para decirle: "Aquí estoy, para vivir cada momento y cumplir la misión para la cual vine. La muerte ya me visitó y por ello no tengo más que el compromiso de vivir al 100 cada minuto que tengo frente a mí".

Maki ha roto esquemas y trabaja de la mano de la sociedad en muchas vertientes. Sumó a las iglesias, a jóvenes, así como a instituciones para poder hacer y sacar del olvido a Reynosa. Está reconstruyendo lo tan básico como la recolección de basura, pues un problema legal obligó al Ayuntamiento hace años a utilizar otras medidas poco favorables para la ciudad.

Por otro lado ha buscado que se puedan bajar recursos de aquí y allá para que se trabaje en mejorar el tejido social con el corazón de frente y buscando unir las familias.

También ha puesto el ejemplo que bajando y trabajando por eliminar la corrupción, se pueden obtener muchos pero muchos más recursos para el funcionamiento de la administración municipal.

Este país requiere de muchas Makis, que vivan para servir al cien, y olviden el bolsillo personal pensando realmente en el bien de la comunidad, sin juzgar ni discriminar a nadie, es decir, incluyendo a todos
.
Ver a Maki genera esperanza y me hace creer que disminuyendo la corrupción este país si puede iniciar un camino de reconstrucción.

La autora es maestra en Administración Pública. Tiene experiencia en administración pública local y estatal y en el área de docencia. Exdiputada federal. Se define como ciudadana de tiempo completo.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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