Monterrey

Consideran el IEPS a refrescos otro gravamen contra el pecado

Estudio de la UANL concluye que tributo genera la pérdida de 10 mil 815 empleos.

El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los refrescos, creado en el 2014, es una intromisión más del Gobierno en las decisiones individuales de los ciudadanos, dijo Everardo Elizondo Almaguer, ex subgobernador del Banco de México (Banxico).

El economista regiomontano comentó lo anterior en la presentación del estudio "La Industria de las Bebidas No Alcohólicas en México", realizado por los economistas Joana Chapa Cantú, Daniel Flores Curiel y Laura Zúñiga Valero, investigadores del Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad Autonóma de Nuevo León (UANL).

El libro, publicado por la editorial Pearson y la Máxima Casa de Estudios, fue presentado el martes por la noche en el Colegio Civil de la UANL.

"Lo que yo puede evaluar como analista es que este es un impuesto el pecado, como lo son impuestos como los que se cargan al tabaco, a las bebidas alcohólicas y a los casinos", consideró Elizondo en su presentación.

El Gobierno mexicano estableció este impuesto en el 2014 con el objetivo de reducir la obesidad, donde México se ubica entre los primeros lugares a nivel mundial.

Sin embargo, el estudio de los investigadores concluye que más que combatir la obesidad, este gravamen permitió aumentar la recaudación en forma importante, aunque se perdieron 10 mil 815 puestos de trabajo en esta industria.

Se estima que, en los últimos años, el consumo promedio de refrescos por persona ha estado fluctuando entre 350 y 500 mililitros diarios, revelaron los autores del libro.

Estas cantidades de refresco, ignorando que una parte son dietéticos, aportan entre cinco y siete por ciento de calorías correspondientes a la ingesta calórica media de los mexicanos.

"Como la ingesta calórica media de los mexicanos excede en 51.2 por ciento las recomendaciones internacionales, es difícil sostener que el consumo de refrescos sea el causante fundamental de la obesidad en el país", afirmaron los investigadores.

Aseguraron que el IEPS en las bebidas con alto contenido calórico redujo las ventas de refrescos sólo en tres por ciento.

"Es decir, el consumo medio de refrescos por persona cayó en 15 mililitros por día. Se estima entonces que, en el mejor de los casos, el impuesto bajó la ingesta media de kilocalorías de los mexicanos en 0.21 por ciento. En otras palabras, más que reducir el consumo de refrescos y combatir la obesidad, el impuesto en los refrescos permitió subir la recaudación en forma importante".

Elizondo coincidió con los investigadores, aunque dijo que pese a no cumplir con el fin gubernamental de combatir la obesidad, difícilmente será eliminado porque se ha convertido en una fuente importante de recaudación.

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