Monterrey

¿Cómo financiar los daños de los próximos desastres naturales?

OPINIÓN. Es importante hacer que la población contrate seguros contra desastres. Es claro, sin embargo, que la incidencia de este tipo de seguros es muy baja o prácticamente nula, es decir los individuos por su propia voluntad no están dispuestos a adquirir estos seguros.

Los sismos de septiembre cobraron la vida de un poco menos de 600 personas y cuantiosas pérdidas materiales, se estima que el gobierno puede erogar cerca de 40 mil millones de pesos en la fase de reconstrucción de viviendas y edificios. Aún y con la ayuda gubernamental, los propietarios no recuperarán el valor perdido de sus inmuebles, y en los casos de departamentos y casas financiados con créditos bancarios que no contaban con seguros contra sismos, seguramente los bancos también terminaran sufriendo pérdidas antes la minusvalía de las garantías de los créditos que seguramente se dejaran de pagar.

Sabemos que los sismos no se pueden predecir, pero la única certeza que tenemos es que sucederán otros. Sucederá lo mismo con la destrucción causada por huracanes porque es parte del ciclo de la vida en el planeta.

¿Qué podemos mejorar? Por lo pronto aprendimos que debemos de aumentar las reservas del Fondo Nacional contra Desastres del gobierno federal (FONDEN), sino es que aparte se deba de crear fondos estatales y municipales. Por otro lado, debe de incrementarse sensiblemente la tasa de propiedades que cuenten con seguros contra desastres, principalmente sismos y huracanes.

Con respecto al primer punto de aumentar las reservas, esto puede lograrse incrementando las partidas anuales del FONDEN sensiblemente, digamos escalonadamente un diez por ciento cada año, reduciendo partidas cuestionables como las de propaganda oficial, o reduciendo el gasto real de operación en un pequeño porcentaje. Lo más interesante es cómo aumentar las reservas privadas. A continuación, comento algunas ideas al respecto.

Es importante hacer que la población contrate seguros contra desastres. Es claro, sin embargo, que la incidencia de este tipo de seguros es muy baja o prácticamente nula, es decir los individuos por su propia voluntad no están dispuestos a adquirir estos seguros.

Seguramente esto es así porque las personas consideran muy improbables estos siniestros, y/o porque tienen problemas para tomar decisiones inter-temporales de esta naturaleza. Adicionalmente, aún individuos que planeen muy bien pueden tener el incentivo a no asegurarse por un problema que conocemos en economía como riesgo moral (Moral Hazard en inglés), es decir, la lógica podría ser "para que usar mis recursos comprando seguros, al cabo es muy probable que no suceda el desastre, y en el caso de que lo haga, el gobierno me compensara en parte mis daños". En otras palabras, es como tirar un volado, si sale águila no hay desastre y me ahorre el dinero del seguro, si sale cara, hay desastre y pagan los contribuyentes.

Este argumento sugiere un área de oportunidad para políticas públicas.

Una opción, es establecer seguros obligatorios contra desastres, por ejemplo, sismos en zonas sísmicas y contra huracanes en las zonas de riesgo, al estilo de los seguros por mandato de automóviles (contra terceros) o las contribuciones al ahorro para el retiro. Requerir el seguro para todas las propiedades tiene la ventaja adicional que se genera un pool muy grande de propiedades de alto y bajo riesgo, lo que disminuye los costos y vía la competencia, las pólizas de los seguros. Si no fuera obligatorio, solo acudirían a demandar los seguros las personas que vivan en zonas de alto riesgo, lo que hace que el valor esperado de la siniestralidad aumente y con ello las pólizas (selección adversa).

Es el mismo principio por el que las primas de los seguros que contratan las empresas para sus empleados son 40 o 50 por ciento más baratos que los que obtiene una persona en particular.

¿Cómo hacerlo? Una posibilidad es que las personas elijan la compañía de seguros, así como elijen el afore donde depositan el ahorro para el retiro, y que la aportación al mismo se haga dentro del pago del impuesto predial. La obligatoriedad crearía un mercado bastante amplio y ayudaría a reducir los riesgos de las compañías, lo que seguramente haría que estos seguros sean de bajo costo, así que todo esto bien podría instrumentarse con una pequeña alza en los impuestos prediales.

El autor es Profesor Asociado del Departamento de Economía del Campus Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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