Monterrey

Chardonnay y Enchiladas y Enchiladas

Sí, las enchiladas enchipotladas, enfrijoladas, y enmoladas; en fin, toda tortilla envuelta salseada con algún guiso y queso Cotija rallado encima se vuelven decadencia cuando las probamos con un Chardonnay.

MONTERREY.- Sí, enchiladas, enchipotladas, enfrijoladas y enmoladas; en fin, toda tortilla envuelta salseada con algún guiso y queso Cotija rallado encima se vuelven decadencia cuando las probamos con un Chardonnay.

La verdad es que esta uva es fácil de maridar y puedo decir que con nuestro cabrito en salsa norteña, va bien.

El Chardonnay es una de las uvas blancas mas clásicas en el mundo y la más fácil de reconocer a la hora de pararte en el súper a comprar vino.

Es originaria de Borgoña, en Francia (es la parte norte), que por cierto, si pruebas algún vino blanco de esta región, notarás en el paladar un toque mineral, aromas a limón y manzana increíbles.

En fin; el vino habla por sí solo y lo comprobé nuevamente cuando visité esta semana la Fonda de San Francisco, un restaurante con ubicación clandestina que tardas un poco en encontrar, pero desde el momento que llegas te transportas a las fondas de pueblo. El lugar: eclético, lleno de estilos diferentes. Pero el común denominador siempre es la comida. Un Chardonnay Francés llegó a la mesa y acompañó excelente con sus Zamoranas, unas tortillas salseadas con mole rojo y queso Cotija.

Lo que ocurre en el paladar es que el vino blanco hace una acción parecida a la de la cerveza. 1. Se sirve frío, lo cual se vuelve familiar y más fácil de tomar que un vino tinto que se sirve a una temperatura mayor.

2. La acidez juega un papel importante por que nos ayuda a acompañar nuestras fritangas. 3. No tiene esta astringencia como el tinto, que muchos confundimos con el término seco en el paladar. 4. La frutalidad del vino (no confundir con dulzor por que el Chardonnnay es seco), equilibra perfecto algunos platos muy especiados que tenemos.

La idea principal es perderle el miedo al blanco y empezar a consumirlo. Mi recomendación es empezar por los Chardonnay de California en Estados Unidos, por fáciles de tomar y baratos; son famosos los de Robert Mondavi y en una vuelta a McAllen te traes una caja. En México, Casa Madero tiene uno espectacular que con la guarda de la barrica lo vuelve más complejo, con aromas a mantequilla avellanada, miel y fruta tostada.

Importante saber que los blancos no sólo son para el verano, para el otoño van bien, en una comida de ésas que se vuelven cenas.

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