Monterrey

Centroamericanos optan por quedarse en Monterrey

Al no cruzar la frontera, o ser deportados de EU, NL es el nuevo “sueño”.

La zona metropolitana de Monterrey (ZMM) se ha vuelto una ruta en el camino de los migrantes que buscan establecerse un tiempo antes de seguir su camino hacia el vecino país del norte, pero también se ha convertido en un receptor de retornados de Estados Unidos, tanto mexicanos como de otras nacionalidades, expresó Philippe Stoesslé, catedrático de la UDEM y especialista en el tema.

Y es que la zona metropolitana de Monterey es muy atractiva para cualquier migrante, ya sea nacional o extranjero.

"Existen un sinnúmero de opciones de empleos que los radicados en la metrópoli no los quieren, tales como mano de obra para la Línea 3 del Metro que es una fuente de trabajo para centroamericanos. Existe así una migración "circular" en México que se mueve según encuentra empleo", indicó el especialista.

Tanto los migrantes nacionales como extranjeros se ocupan en la construcción, talleres mecánicos, fábricas, o bien en fincas.

El catedrático de la UDEM señaló que el acceso a Estados Unidos se complica cada vez más así que existe mucha gente que ante la imposibilidad de pasarse del "otro lado", considera quedarse en Nuevo León, puesto que no pueden o no desean regresar a su país de origen, ya sea por amenazas del crimen organizado allá o por cuestiones de sobrevivencia económica.

Nuevo León no sólo se ha convertido en un estado receptor-tránsito para los migrantes centroamericanos que tienen como objetivo cruzar la frontera con Estados Unidos, sino en un refugio para muchos de ellos que se asientan.

Algunos de ellos logran acomodarse en la economía formal como albañiles de la Línea 3 del Metro, por ejemplo, otros optan por pedir limosna en los diferentes cruceros de la zona metropolitana de Monterrey.

Lo anterior ante el endurecimiento de la política migratoria en Estados Unidos que está convirtiendo a la metrópoli en un refugio casi permanente de cerca de tres mil 500 migrantes centroamericanos (principalmente hondureños y guatemaltecos).

Al ser deportados o no lograr su objetivo de cruzar la frontera para vivir su "sueño americano", se quedan en la metrópoli y sobreviven pidiendo limosna en los principales cruceros de la ciudad, señaló Paulo Cuéllar Martínez, catedrático de la facultad de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

El especialista recomendó incorporarlos a la economía formal, dándoles empleos, y no abandonarlos ya que representarían un problema social al dejarlos a la deriva de la delincuencia que los reclutaría.

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