Monterrey

Amarga bienvenida

OPINIÓN. Carrier es una empresa que forma parte del conglomerado United Technologies Corporation (UTC), que produce una variedad de productos que atienden tanto al sector privado como al militar.

En días pasados se hizo viral un video en donde directivos de Carrier les anunciaban a los empleados el cierre de plantas en Indianápolis para trasladarlas a Monterrey. Como era de esperarse, reaccionó el precandidato Republicano puntero a la Presidencia de Estados Unidos. También el Gobernador del Estado de Indiana salió en apoyo de los "Hoosiers", el gentilicio con el que se denomina a sus habitantes.

Carrier es una empresa que forma parte del conglomerado United Technologies Corporation (UTC), que produce una variedad de productos que atienden tanto al sector privado como al militar. Van desde helicópteros hasta escaleras eléctricas y por supuesto, climas o aire acondicionado a través de Carrier.

Algunos datos de UTC al 2014: sus ventas fueron de 65.1 billones de dólares (equivale a alrededor del 37 por ciento de las reservas de Banxico), generado una utilidad de 6.82 billones de dólares. El 45 por ciento de las ventas corresponden a la división comercial e industrial y del total de ventas, exportan el 62 por ciento. Tienen alcance mundial. El número de empleados era de 211 mil 500.

Carrier comenzó en 1902 con la fabricación de climas. En México tiene 4 plantas y la planta Monterrey fue reconocida en marzo del 2011 como "la primera planta de manufactura en recibir la certificación LEED Oro, certificación implementada por el Consejo de Edificación Verde de Estados Unidos". Las cosas se hacen bien.

Como muchas estadísticas sí vemos el dato frío del recorte, equivale a menos del 1 por ciento de la fuerza laboral. Si Ud. o yo estuviéramos en esa situación, con familia que mantener, sería insensible que pensarán en uno como una estadística. La dimensión humana cambia radicalmente el análisis.

Contrastemos otros datos, el salario mínimo en Indiana es de 7.25 dólares la hora. Al día, son 58 dólares y al mes, mil 160 dólares, equivalente a 21 mil 460. Si, estamos hablando del salario mínimo.

Podemos hacer dos tipos de comparaciones: por el salario mínimo -sería inútil- o por el perfil necesario para ganar esa cantidad de dinero en México. Anecdóticamente, un par de recién egresados de carrera universitaria, de escuela privada y con todas las ventajas competitivas que la vida les dio, no pasan de 15 mil pesos.

O lo que es lo mismo, vienen porque hay calidad de mano de obra a un costo mucho menor. Se beneficia el consumidor y a quien tiene trabajo, algo que ya mencionaban los economistas Ricardo y Heckscher-Ohlin, así como Porter, quienes analizaron la ventaja comparativa (competitiva) de los países. Será una decisión económicamente correcta pero no perdamos de vista la perspectiva humana de quien perdió su trabajo.

Lo que no se vale es, de nuevo, medrar con la pena ajena para impulsar carreras políticas. Establecer tarifas a la importación crea lo que se conoce como "economic deadweight" que al final lo acaban pagando los consumidores. De eso no se habla ¿verdad?

¿Realmente estará muy difícil que llegara a un libre tránsito de mano de obra entre México y Estados Unidos, dónde si la producción se mueve, se muevan las personas? ¿Acaso no es la consecuencia natural de la integración económica regional? ¿A que le tienen o tenemos miedo?.

Se impone la típica receta populista: crea un enemigo (los mexicanos) de los que te defenderé. Para nuestra versión populista (Región IV), son "los de arriba". Uno es billonario con avión con acabados en oro. El otro viajaba en tsuru. Los dos igual de peligrosos tanto para sus propios países como para los demás.

* El autor es Doctor en Finanzas por la Universidad de Tulane; cuenta con la Maestría en Alta Dirección de Empresas, en el IPADE. Se desempeñó como Director General de entidades del área Internacional en Santander Serfin. Es Director del programa OneMBA y tiene su Despacho asociado con Crowe Howath para proporcionar asesoría en temas de Finanzas Corporativas.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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