¿Quién hace las ventanas de los aviones?

Hay cosas que nos parecen tan cotidianas que ya no nos hacemos ciertas preguntas, como por ejemplo: ¿cómo se hacen las ventanas de un avión?

Vamos por partes…

Actualmente, en industrias como la aviación, en donde se requieren altos estándares de seguridad y precisión, la automatización es algo primordial.

Es aquí donde entran los robots, esos que se adueñan poco a poco del mundo, pero no para destruirlo como en las películas, sino para hacer la vida más fácil, segura y productiva.

Por ejemplo, la compañía alemana Siemens que se presenta en la Hannover Messe, la feria de tecnología más grande del mundo y que se lleva a cabo esta semana en esa ciudad de Alemania, desarrolló un robot capaz de ejecutar con precisión los finos cortes que se requieren para hacer algo tan simple a primera vista, como la ventana de un avión.

De acuerdo con Klaus Helmrich, miembro de la Junta Directiva de Siemens AG, utilizar tecnologías como esta en la aviación acelera el desarrollo de producto en 15% y disminuye los tiempos muertos del fabricante en más de 20%.

Pero hay cosas todavía más comunes de las que pocas veces nos preguntamos cómo se fabrican, por ejemplo, los teléfonos celulares.

Bueno, pues también en el stand de Siemens en la Hannover Messe se puede ver cómo los robots se encargan de ensamblar todas las partes que conforman estos dispositivos.

Gracias a estos robots, y a la flexibilidad que dan las tecnologías que convergen en la Industria 4.0, se puede también modificar toda una línea de producción en sólo unas horas para, por ejemplo, personalizar algunos teléfonos o sacar una edición especial reduciendo costos.

¿Te imaginas que puedas elegir exactamente cómo quieres tu teléfono y que la empresa te lo entregue en un par de días? Con los robots y toda esta tecnología, eso es posible.

Además, los robots pueden ser operados remotamente y vigilar así su desempeño prácticamente desde cualquier dispositivo conectado a internet… así sabremos a tiempo si es que de verdad quieren apoderarse del mundo, ahora sí, como en las películas.