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En los últimos días de octubre, los precios del crudo cayeron este lunes, cortando una racha de dos días de ganancias, encaminándose a registrar su mayor pérdida mensual desde mediados de 2016, después de que Rusia dijera que la producción seguirá alta y por preocupaciones sobre la economía global que aumentaron las dudas sobre la demanda de crudo.
El barril del crudo Brent de referencia en el mercado ICE de futuros de Londres, el contrato para entrega en diciembre declinó 28 centavos, a 77.34 dólares el barril.
Por su lado, el contrato para noviembre sobre el crudo WTI de la Bolsa Mercantil de Nueva York, cayó 55 centavos, a 67.04 dólares por barril.
El referencial global Brent se encaminaba a caer cerca de 6.6 por ciento en el mes, mientras que el crudo en Estados Unidos se dirigía a un declive del 8.5 por ciento. El descenso apunta a ser el más profundo desde julio de 2016.
Pese a que las sanciones estadounidenses contra las exportaciones iraníes entrarán en vigor el 4 de noviembre, los precios del barril han perdido cerca de un 10 por ciento desde los máximos de cuatro años alcanzados a principios de octubre.
El secretario de Energía ruso, Alexander Novak, declaró el sábado que no existe razón para que Moscú congele o rebaje sus niveles de producción, destacando que hay riesgos de que los mercados petroleros globales puedan estar enfrentándose a un déficit.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, acordó en junio junto a Rusia -ajena al grupo- elevar el suministro de crudo, pero el cartel indicó la semana pasada que podría tener que reimponer reducciones al bombeo ante el alza de los inventarios globales.
Las materias primas industriales como el crudo y el cobre también se vieron afectadas por las fuertes pérdidas en las acciones globales, debido a preocupaciones relacionadas con las ganancias corporativas y temores al impacto en el crecimiento económico de la escalada de las tensiones comerciales, así como por la fortaleza del dólar.
El índice dólar también mejoró, respaldado por un sólido dato de gasto del consumidor en Estados Unidos. Un billete verde más fuerte encarece las materias primas tasadas en la moneda estadounidense para los tenedores de otras divisas.