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El personaje de la semana

Como encabezó El Financiero la noticia, con la desaparición de Lorenzo Zambrano "Terminó una era" en la que el empresario demostró que las grandes finanzas mexicanas también podían brillar en el mundo.

Pocas veces un personaje que fallece suele ser tan mencionado en los corros financieros y levantar tantas expectativas respecto al futuro de la empresa que deja, esta semana sucedió con Lorenzo Zambrano.

En 1985 tomó las riendas de una compañía reconocida pero que no contaba con el tamaño y la presencia global a la que llegó bajo la batuta de Zambrano; el presidente del consejo de administración y director general de Cemex hasta el pasado lunes 12 de mayo, cuando falleció en Madrid España, estaba considerado sin saberlo y sin quererlo uno de los íconos del mundo empresarial.

En 1994 con el estallido de la crisis mexicana, Cemex viró sus operaciones a otras partes del mundo, se iniciaba la globalización de la que llegó a estar considerada la empresa mexicana con mayor presencia en el mundo; con los años el valor de Cemex se triplicó.

La prueba de fuego para Lorenzo Zambrano llegó en 2008, Cemex inició años antes una agresiva estrategia de globalización a costa de lo que fuera, incluso el endeudamiento de la compañía. En algo que le sucedió a no pocos CEOS del planeta, Zambrano no vislumbró las señales que llevaron a la grave crisis subprime, y de ahí a la primera crisis financiera global en la historia de la humanidad.

La empresa enfrentó el periodo de volatilidad financiera con una enorme deuda de 18 mil millones de dólares, y en un contexto de recesión global que suele impactar primero que nada a empresas de la construcción; la viabilidad de Cemex llegó incluso a ponerse en entredicho.

El capitán nuevamente llevó al barco a zona de seguridad, la deuda se renegoció, el perfil de vencimiento del débito de Cemex es hoy uno de los más amplios del mercado, todo indica que no será problema para el desempeño futuro de la compañía.

Lorenzo Zambrano es el personaje de la semana; solo tres días después de su fallecimiento la empresa designó sucesor, una prueba más de que no obstante su enorme peso dentro de Cemex, la organización que encabezó resolvió el asunto tal como le gustaba a él mismo: expedita y eficientemente.

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