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¿Qué quieren los cubanos? ‘Héroes’ o mejores salarios

El histórico acuerdo entre Obama y Castro ha revelado la brecha generacional que existe tanto en la isla como en Estados Unidos, ya que los más jóvenes aplauden la apertura económica, mientras los viejos respaldan a sus espías.

Desde que el presidente estadounidense Barack Obama anunció planes para restaurar las relaciones diplomáticas con Cuba, el zafrador José Luis Hernández y su brigada comunista de trabajadores no hablan de otra cosa. Y ni siquiera comentan las oportunidades económicas, lo que les emociona es la liberación de tres espías cubanos.

"Hablamos sobre ellos todos los días", dice Hernández, un hombre de 48 años afanado en reparar una antigua cosechadora soviética en un campo en Rodas, provincia de Cienfuegos. "¿Cómo llegaron? ¿Tienen buen aspecto? ¿Qué estarán comiendo?".

A 200 kilómetros, en la Casa de la Música de Miramar, en La Habana, la reacción fue muy diferente.

"¡Dejen que la inversión entre! ¡Saluden a los inversionistas extranjeros!", gritaba el guitarrista de jazz Rey Fernández a una multitud reunida la víspera de Navidad. No hubo ninguna mención a los tres "héroes" ensalzados por el gobierno, capturados por Estados Unidos en 1998.

El acuerdo entre Obama y su homólogo cubano, Raúl Castro, para relajar las restricciones de cinco décadas ha dejado al descubierto la brecha generacional en la isla. Mientras que los cubanos más jóvenes están entusiasmados con la perspectiva de la inversión, salarios más altos y viajes al extranjero, muchos cubanos mayores de 45 años hablan de la liberación de unos espías de los que poco se sabía fuera de Cuba.

Para personas como Hernández, que trabajan por 20 dólares al mes bajo el calor caribeño, los espías encarnan medio siglo de sacrificio en beneficio de la Revolución y el desafío a Estados Unidos. Para muchas personas, su liberación es más importante que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.

NUEVA REALIDAD

"Siempre es mejor estar en paz con tus vecinos que en disputa, pero nos las hemos arreglado para salir adelante sin su inversión", dijo Ramón Ojeda de 44 años, un vigilante nocturno en Rodas. "Me las arreglo para luchar por mi familia con el sistema que tenemos".

La generación que alcanzó la mayoría de edad antes de la legalización del sector privado a finales de los 90 batallará para adaptarse a cualquier nueva realidad económica impulsada por la inversión de Estados Unidos, apuntó Richard Feinberg, investigador de la Brookings Institution en Washington.

"En Cuba, estas personas dependen de un sistema económico paternalista altamente subsidiado", explicó Feinberg por teléfono. "Para muchos de ellos va a ser muy difícil adaptarse a un sistema más orientado a la productividad y la eficacia".

'AL FIN EN CASA" 

'¡Al fin en casa!' reza un cartel fuera de un centro comunitario en el sur de La Habana con la imagen de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, los tres espías liberados después de pasar 15 años en cárceles de Estados Unidos. Los tres fueron canjeados por un espía estadounidense retenido en La Habana como parte del acuerdo del 17 de diciembre entre Obama y Castro.

Silvio Rodríguez, el cantautor más famoso de Cuba, ofreció un concierto gratuito para los detenidos en el estacionamiento de un estadio de béisbol el 21 de diciembre.

"Lloré cuando vi la noticia en la televisión", contó la profesora Nieves Morre de 60 años, mientras cargaba bolsas de la compra. "Los héroes están finalmente en casa". Morre dijo que no ha oído hablar de los cambios económicos.

La brecha generacional en Cuba refleja la que también existe en Estados Unidos. Sólo el 25 por ciento de los cubano-estadounidenses mayores de 65 apoyó la decisión de normalizar las relaciones con Cuba frente al 53 por ciento de los jóvenes de edades entre 18 a 29, según entrevistas realizadas entre el 17 y 18 de diciembre a 400 personas por la encuestadora Bendixen & Amandi International. El estudio tiene un margen de error de 4.9 puntos porcentuales.

"CONSECUENCIAS POLÍTICAS"

Los medios estatales cubanos, que informaron sobre el acuerdo binacional a la mayoría de los cubanos mayores que no tienen acceso a Internet, apenas si mencionaron la flexibilización del comercio y los viajes con Estados Unidos, dijo el escritor Hugo Luis Sánchez, de 66 años.

"El gobierno teme que la apertura traiga consecuencias políticas que escapen a su control", dijo Sánchez en su casa de La Habana.
Ese deseo de cambio se podía ver en los bulliciosos bares de La Habana, donde los jóvenes celebraban el acuerdo con Estados Unidos y las implicaciones económicas.

Zahilyn Rodríguez, ingeniera civil de 24 años, fue una de las que gritó cuando el guitarrista Fernández azuzaba al público a saludar a los inversionistas extranjeros.

"La apertura es el principal tema de conversación en mi grupo de amigos", dijo Rodríguez después del concierto. "Todos esperamos que nos permita ver el mundo y ganar un sueldo que concuerde con el esfuerzo que dedicamos a nuestras carreras".

Los cubanos más jóvenes con un mejor acceso a Internet pueden ir más allá de la propaganda oficial y explorar las oportunidades que ofrece el acuerdo, explicó Barbara Kotschwar, profesora adjunta de economía latinoamericana en la Universidad de Georgetown en Washington.

"Nuestros padres crecieron en otros tiempos, ellos no ven el potencial de estos cambios", expresó Jenny Díaz, contadora de 31 años que trabaja como camarera en La Habana. "Las noticias sobre Estados Unidos son nuestra mayor esperanza de una vida mejor".

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