Enfoques

¿Qué pasa con las obras de arte tras ser robadas?

Las autoridades están indefensas ante estos atracos, pues sólo entre el 2 y 10% de lo hurtado se recupera. Mientras más destacada la pieza robada, es menos probable que se venda.

El mes pasado, los administradores de la Biblioteca Pública de Boston descubrieron que había desaparecido un grabado de Durero de 600 mil dólares y otro de Rembrandt de 30 mil dólares. Se desató una tormenta mediática, el director del museo renunció y luego, un par de semanas después, hallaron las obras; estaban allí, colocadas en el sitio equivocado, a 24 metros de distancia de donde se suponía debían estar.

La desaparición de las obras y el pánico subsiguiente evidenciaron cuán impotentes son las autoridades en el robo de arte, un bien fácilmente transportable y casi imposible de rastrear. Pero no todas las obras de arte son iguales, y tampoco los atracos. La calidad de la obra afecta profundamente la búsqueda de su paradero: mientras más importante, mayor el escándalo. Sólo una cosa tienen en común: una vez robado, hay una ínfima posibilidad de recuperarlo.

La mayoría de la gente ha escuchado de los grandes atracos. Como el robo al museo Isabella Stewart Gardner, donde 13 obras fueron sustraídas y tras 25 años sigue sin resolverse; o el robo en 2010 de pinturas de Picasso, Braque, Modigliani, Matisse y Leger del Museo de Arte Moderno de París, donde uno de los sospechosos aparentemente entró en pánico, destruyó las obras y luego tiró los restos a la basura. Y el atraco en 2012 al museo Kunsthal de Rotterdam, donde hurtaron obras de Gauguin, Matisse, Monet, Freud y Picasso. Según informes, las obras fueron guardadas en Rumania en la casa de una de las madres de los sospechosos, quien afirma haber incinerado las pinturas en la estufa de su cocina.

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¿Qué tienen en común estos robos? Primero el precio. Hoy, las pinturas del museo Gardner valdrían un estimado de 300 millones de dólares; las obras del Museo de Arte Moderno en París, cerca de 561 millones de dólares, según The Guardian; y las del museo de Rotterdam se estimaron (conservadoramente) en más de 50 millones de euros. No es coincidencia, pues, que cada robo generara muchísima publicidad.

Para Bonnie Magness-Gardiner, directora del programa de robo de arte en el FBI, esa cantidad de reflectores hace "muy difícil vender obra robada". Además, mientras más prominente la pieza, es menos probable que un ladrón pueda venderla. "No hay compradores para obras maestras", afirma igualmente Anthony Amore, director de seguridad del museo Gardner.

Se dice que las pinturas se venden en el mercado negro a una décima parte de su valor. Pero las obras maestras son todavía muy costosas incluso al 10 por ciento, nadie va a gastar millones por una obra que nunca podrá mostrar a nadie

Por eso, los grandes robos de arte son muy raros, señala Magness-Gardiner. "Honestamente, la mayoría son robos que no tienen como objetivo ciertas pinturas o grabados; sino casas ricas". Y la suerte de esos atracos es muy diferente.

¿Es lucrativo para el ladrón? "Mucho", dice Turbo Paul Hendry, un exladrón de arte que ahora da conferencias sobre el tema y lleva el blog Art Hostage. "El 95 por ciento del robo de arte se da en residencias privadas, y esas obras valen normalmente 10 mil dólares o menos. Una vez robadas, pasan por las manos de intermediarios y reaparecen por su valor total de mercado". Hendry cita el ejemplo de una estatuilla de porcelana de Meissen. "Es posible que haya 500 o mil versiones de la misma figura.

¿Quién puede saber cuál es robada y cuál no?"Hendry explica que en las raras ocasiones en que es robada una obra multimillonaria (un Picasso, por ejemplo), el ladrón obtiene "peníques". Aún así, dice, "si una pintura de 10 millones de dólares se vende por 100 mil, sigue siendo una estupenda ganancia por una noche de trabajo".

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¿Con qué frecuencia atrapan al ladrón? Casi nunca, responde Magness-Gardiner. Ella estima que el FBI tiene una estadística de recuperación "por debajo del 10 por ciento"; lo que significa que el 90 por ciento de las veces los crímenes quedan impunes. La visión de Hendry es incluso peor. "Sólo se recupera alrededor del 2 o 3 por ciento del arte", dice. "Cuando se trata de obras de alto valor, tal vez el porcentaje suba un poco, a un 5 por ciento".

¿Cómo prevenir? Para protegerse, la mayoría de los coleccionistas realizan controles o auditorías de rutina. "La ventana de tiempo entre el momento en que la obra es sustraída y el momento en que se reporta la desaparición fija la probabilidad de recuperación", asevera Jordan Arnold, director de K2 Intelligence, una firma neoyorquina que ofrece asesoría de riesgos en el sector del arte.

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La mejor manera que tienen los compradores para asegurarse de que no están comprando obras de arte robadas, agrega, "no es sólo hacer las preguntas adecuadas, sino mirar los documentos apropiados".

Alguien podría afirmar que ha tenido una pintura durante 20 años, ¿pero puede mostrar una factura? ¿los registros de envío de la galería donde la adquirió?

Dado el crecimiento del mercado del arte, ese nivel de debida cautela se ha vuelto cada vez más exigente, sostiene Arnold. "Mientras los precios del arte sigan subiendo, sólo se puede esperar que los criminales busquen obras cada vez con mayor frecuencia", advierte. "El arte se vende por más de lo que cuesta en promedio una casa, pero a diferencia de una casa, a éste puedes tomarlo y huir."

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