Enfoques

Mexicanas, pioneras en fabricar vaginas con ingeniería de tejidos

Equipo de Cinvestav, liderado por la doctora Esther López-Bayghen, cultiva las células; se han realizado a la fecha 12 implantes con resultados muy exitosos: Raya Rivera

CIUDAD DE MÉXICO. Por primera vez en el mundo, un grupo de investigadoras mexicanas lograron generar vaginas con ingeniería de tejidos, permitiendo que jovencitas que carecían de este órgano a consecuencia de un síndrome congénito, retomaran su vida normal incluida en ella su actividad sexual.

La investigación fue presidida por la doctora Esther López-Bayghen, del departamento de Genética y Biología Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), quien tras varios años de análisis finalmente logró que en 2005, cuatro jovencitas se convirtieran en las primeras pacientes en recibir este órgano con grandes resultados.

Según explicó en conferencia, los tratamientos que existían para las pacientes con este tipo de malformación (que se calcula se presenta en uno de cada mil o cuatro mil nacimientos femeninos, según el por qué de la carencia), era una cirugía en la que se utilizaba segmento intestinal, que además de olor y producción de moco, podía malignizarse.

Así los investigadores se concentraron en cultivar dos tipos de células: epitaliales y musculares, las cuales se obtuvieron de las vulvas de las propias pacientes -que son muy similares a las células vaginales-, y las colocaron en una matriz sintética comercial, de modo que al cabo de unas cinco o seis semanas, tenían ya el órgano completo de células y listo para implantarse.

Esto es lo que permite que no exista la posibilidad al rechazo y que cuente con las mismas características que una vagina normal (elasticidad, humectación, músculos, etcétera).

Una vez desarrollado el órgano faltante, se realizó el implante mediante cirugía, lo cual hasta el momento sólo realiza el Hospital Infantil de México, Federico Gómez, de la Secretaría de Salud, labor coordinada por la cirujana y jefa del Laboratorio de Tejidos de esta institución, Atlántida Raya Rivera.

El implante se hizo en niñas entre los 13 y 18 años, que es la edad en la que comenzaron a manifestar problemas, producto de esta carencia de órgano, los síntomas que se presentan con mayor frecuencia la ausencia de menstruación y el dolor intenso, pues la apariencia física de la vulva es la misma, de modo que no se percatan de su problema hasta que aparecen estos síntomas, explicó.

Según refiere, a la fecha se han realizado 12 implantes de vagina mediante este procedimiento y con resultados muy exitosos, incluso en la actividad sexual, donde las pacientes presentan coito sin dolor, excitación, lubricación y orgasmos.

"Este estudio muestra por primera vez que órganos vaginales pueden ser generados con células propias y que permanecen funcionales en términos clínicos hasta por ocho años después de la cirugía, que es el tiempo que lleva la investigación de las pacientes", sostuvo Raya.

Cabe señalar que las mujeres evaluadas carecían de la vagina a consecuencia de un síndrome congénito llamado Mayer-Rokitansky (donde la alteración de un gen inespecífico evita el desarrollo de la vagina y a veces también del útero).

Sin embargo la técnica de reconstrucción puede aplicarse también en otros casos, donde el cáncer (cervicouterino o sarcoma), las lesiones o anomalías congénitas, hacen necesario regenerar dicho órgano.

La doctora López-Bayghen comentó que estos resultados validan la tecnología que han desarrollado desde hace una década (inicialmente para fabricar uretras), y que ahora está disponible para generar órganos más complejos como la vagina.

"La uretra funciona más como un tubo, pero la vagina debe tener un componente de fuerza muscular y de contractibilidad para permitir la función sexual y la reproducción.

"Esto es un paso adelante que demuestra que construir estos tejidos tubulares con dos tipos de células mediadas por una matriz, puede generar un órgano más complejo", indicó la investigadora del Cinvestav.

Finalmente, López-Bayghen señaló que ninguna otra tecnología ha logrado mantener la comunicación entre el útero y el exterior durante toda la vida, lo cual ahora es posible al regenerar con esta técnica al órgano y su función, incluida en ella la reproducción, lo cual implica un logro médico muy importante.

Este trabajo, que ya ha sido publicado por la revista Lancet, es apoyado principalmente con recursos federales del Hospital Infantil de México, Federico Gómez, de la Secretaría de Salud; así como por el Programa de Estímulos a la innovación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

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