Enfoques

El gigantesco, costoso e incierto cohete de la NASA

La NASA realizó este miércoles una exhibición de los propulsores del SLS; en tanto, críticos cuestionan si es necesario para ir a Marte o es un lastre presupuestario.

Cuando la NASA envíe a un humano a Marte, una misión prevista para entre 2035 a 2040, el plan es viajar con la ayuda del cohete espacial más grande de la historia. Más alto que la Estatua de la Libertad, el Space Launch System (sistema de lanzamiento espacial o SLS) es una parte integral del programa Orión de la NASA, que tiene previsto orbitar la Luna, encontrarse con asteroides, y, finalmente, llevar humanos a Marte.

En muchos aspectos, el SLS es para Orión lo que el enorme cohete Saturno V era para las misiones lunares Apolo: un costoso símbolo del liderazgo de la NASA en ingeniería. (Las especificaciones básicas del SLS son similares a las del Saturno V, pero el SLS proporcionará más propulsión.) Sin embargo, sus críticos señalan que, a diferencia de la era Apolo, el presupuesto de la NASA ahora está seriamente restringido y que varias empresas privadas prometedoras podrían poner en órbita cargas pesadas a una fracción de lo que está gastando el Tío Sam. Además, sostienen, esta presión sobre el presupuesto repercute en la investigación más vital de una larga serie de obstáculos técnicos adicionales que impiden el viaje humano a Marte.

"Si nos fijamos en el plazo para ir a Marte, ellos siguen hablando de unos 25 años, y faltan 25 años porque su presupuesto es limitado y porque siguen gastándolo en su gigantesco cohete a precios ridículamente más altos que el mercado privado", considera Henry Vanderbilt, director ejecutivo de Space Access Society, un grupo de investigación que aboga por enfoques de bajo costo en los viajes espaciales.

Uno podría argüir que con ese cohete lastrando el presupuesto de la NASA, nunca iremos a Marte

La NASA dio una exhibición pública del SLS este miércoles, cuando el contratista Orbital ATK realizó una prueba de dos minutos de los propulsores de combustible sólido del SLS en Utah, un paso clave en el desarrollo del programa. Los dos propulsores del cohete son una versión ampliada de los que volaron en las misiones de los Transbordadores Espaciales; el SLS también utiliza cuatro motores RS-25, el mismo modelo que llevaba el Transbordador.

"¿Realmente crees que esa tecnología de la década de 1970 nos servirá para ir a Marte? Me desconcierta", dice Lori Garver, exadministrador adjunto de la NASA y crítico del proyecto. "Hay que dejar que el sector privado se haga cargo del transbordador".

La versión inicial del SLS está diseñada para transportar 70 toneladas y volar por primera vez a fines de 2018, cuando transportará una cápsula Orión no tripulada en una misión alrededor de la Luna y de regreso. El primer vuelo tripulado de la mancuerna Orión-SLS está programado para 2021 y supondrá una misión alrededor de la Luna durante 10 días. Las versiones posteriores aumentarán la capacidad de carga del cohete a 130 toneladas métricas, lo que permitirá el viaje a Marte y, potencialmente, a otros destinos.

El programa que precedió al plan Orión-SLS, llamado Constelación, comenzó bajo el presidente George W. Bush y fue diseñado para que los estadounidenses volvieran a la Luna en 2020, el primer paso en la ruta hacia Marte. El presidente Barack Obama canceló el programa en 2010 luego de que una comisión determinara que el presupuesto de la NASA no cubriría las ambiciones de Constelación. Sin embargo, durante los seis años en que trabajó en Constelación, la NASA gastó profusamente en un nuevo cohete Ares, y los partidarios de un cohete construido por la NASA encontraron apoyo entre algunos senadores estadounidenses, de allí que los críticos apodaran mordazmente al SLS como "Sistema de Lanzamiento del Senado."

En enero, el Congreso aprobó mil 700 millones de dólares para el SLS (320 millones de dólares más de los que Obama había pedido) como parte del presupuesto de 18 mil millones dólares de la NASA para 2015.


Bill Hill, administrador asociado adjunto para el desarrollo de sistemas de exploración de la NASA, sostiene que la inversión del gobierno en un cohete de carga pesada es crucial, dadas las incertidumbres que rodean a ese tipo de proyectos en el sector privado.

"¿Crees en promesas o crees en un equipo que está construido y listo para volar?", pregunta Hill, quien sostiene que compañías como SpaceX, Blue Origin (de Jeff Bezos) y Orbital ATK necesitan a la NASA como cliente para continuar diseñando cohetes de carga pesada. La NASA también ha compartido una gran cantidad de datos de investigación en materia de propulsión con las firmas privadas, dice Hill, cuestionando la viabilidad comercial de un proyecto de esta naturaleza.

Otros comparten esa opinión. "No podemos engañarnos, no hay mercado para Marte", dice Jason Davis, un editor de la Planetary Society, una organización dedicada a promover la exploración espacial. "Ahora apenas estamos viendo un incipiente mercado para la órbita terrestre baja, y en este momento es casi totalmente dependiente de la NASA. Cuando se trata de algo como Marte, la NASA tiene que ser pionero en ello".

Elon Musk, fundador de SpaceX, proyecta una versión con mayor capacidad de carga del cohete Falcon de la compañía para llevar 53 toneladas al espacio. SpaceX ha estado trabajando para que sus cohetes sean reutilizables, con plazos breves entre vuelos que permitirán más viajes y reducirán los costos operativos. Los motores RS-25 en el SLS, por el contrario, sólo pueden utilizarse una vez. La NASA tiene 16 motores y planea adquirir seis más. "Mientras sigamos desperdiciando cohetes y vehículos espaciales, nunca tendremos un verdadero acceso al espacio", declaró Musk en mayo de 2014. "Siempre será increíblemente caro".

Pero Hill señala que la NASA está trabajando para reducir el gasto de cada motor y hacer que los costos del SLS sean "competitivos con otros agentes en el mercado", también busca fabricar un vehículo que pueda ser utilizado por el ejército y otros clientes. "Ese es nuestro mantra en este momento" para el programa SLS, dice Hill. "Y si no lo conseguimos, entonces no va a poder sostenerse a sí mismo. Y la NASA será el único cliente".

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