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Depresión acecha al 20% de habitantes de zonas urbanas

La mitad de los adultos que ha sufrido alguna afección mental la ha padecido antes de cumplir los 21 años, señalan especialistas, quienes hacen un llamado urgente para adoptar acciones al respecto ya que podría empeorar el panorama.

CIUDAD DE MÉXICO. Uno de cada cuatro mexicanos que habitan en comunidades urbanas ha padecido en algún momento de su vida un trastorno mental (23.7 por ciento); además, 9.2 por ciento de la población ha tenido un episodio de depresión y se estima que una de cada cinco personas sufrirá uno antes de llegar a los 75 años.

En México, el reto en materia de salud mental es muy grande y el panorama que se vive tiende a ser peor si no se adoptan las acciones necesarias, advierten especialistas, al reconocer que no se está dando una respuesta satisfactoria a las necesidades de la población en el tema.

Para María Elena Medina-Mora Icaza y Shoshana Berenzon Gorn, del Instituto Nacional de Psiquiatría "Ramón de la Fuente Muñiz", el número de individuos con trastornos mentales, probablemente aumentará con el envejecimiento de la población y como resultado de los conflictos económicos y sociales que se viven actualmente.

Según explican las autoras en su libro Salud Mental y Adicciones, editado recientemente como parte de la serie de temas propuestos en la Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación, la edad de inicio de la mayoría de los trastornos psiquiátricos se encuentra en las primeras décadas de la vida.

Se estima que 50 por ciento de las personas que ha sufrido un trastorno mental lo padecieron antes de cumplir los 21 años de edad.

Además se calcula que siete por ciento de la población infantil de entre tres y 12 años, se encuentra afectada por uno o más problemas de salud mental, algo alarmante cuando se sabe que si los trastornos se presentan antes de los 18 años, el curso de la enfermedad es más crónico y de mayor duración.

Otro asunto a destacar por parte de las autoras, son los problemas relacionados con el abuso y adicción a las drogas, que se consideran trastornos mentales al impactar de manera importante en el cerebro.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones revelan que la prevalencia del consumo de drogas ilegales aumentó de 4.1 por ciento en 2002 a 7.2 en 2011. Además el seis por ciento de la población presenta dependencia al alcohol, que está relacionado con más de 67 enfermedades y lesiones, entre ellas las mentales.

A pesar de que los trastornos mentales producen niveles elevados de discapacidad, por encima de los derivados de muchas enfermedades crónicas, solamente dos de cada 10 sujetos buscan algún tipo de ayuda y se estima que quienes lo hacen tardan entre cuatro y veinte años, según el tipo de trastorno, en recibir tratamiento.

A todo esto se añaden otros problemas que dificultan el combate de estos padecimientos, entre ellos la limitada infraestructura y recursos humanos, la falta de un Programa Nacional de Salud Mental y un reducido financiamiento.

Para la sociedad científica, parte de las propuestas para la solución de esta importante problemática de salud, estriba en la realización de investigación interdisciplinaria, que permita analizar la evolución de los trastornos mentales y las adicciones, y su relación con factores genéticos, neurobiológicos, conductuales, ambientales y del desarrollo.

En el caso de las adicciones, se deben realizar investigaciones que permitan conocer el fenómeno en su diferentes facetas, desde la producción y el tráfico de las drogas, hasta la manera en cómo estos aspectos se relacionan con el consumo y con la violencia.

Los estudios también deben centrarse en los resultados de tratamientos, prevención y promoción de la salud mental, así como en políticas y servicios, donde entre otras cosas se debe impulsar la creación de un Sistema Nacional de Información en Salud Mental que dimensione realmente el problema.

Como parte de las propuestas de política pública elaboradas por los especialistas, está la de reforzar la normatividad en materia de adicciones a drogas ilegales, inhalables y alcohol; concluir los procesos de reforma a la atención de la salud mental iniciados, así como el programa de acreditación de los hospitales y centros de atención a este problema.

Asimismo, se pretende incorporar al Catálogo Universal de Servicios de Salud a la atención hospitalaria breve y ambulatoria para la asistencia de las enfermedades mentales; abrir plazas de psiquiatría en hospitales generales y centros de salud mental y asegurar un financiamiento suficiente, de cuando menos el cinco por ciento del gasto en salud, que garantice la infraestructura y las plazas necesarias, incrementándolo en uno por ciento anual.

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