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¿Es la impuntualidad tu 'talón de Aquiles'?

Si por más que has intentado adelantar tus relojes, sigues llegando tarde a todos lados, con todos los problemas y reclamos que eso conlleva, aplica estas recomendaciones y vuélvete un individuo puntual y confiable.

CIUDAD DE MÉXICO.- Si por más que lo intentas, no logras llegar a tiempo a tus compromisos, es hora de que apliques algunos cambios en tu vida para evitar que seas considerado como alguien poco serio y que no valora el tiempo de los demás.

Planea

Acostúmbrate a revisar tus pendientes de la jornada la noche anterior, de modo que puedas tomar las previsiones necesarias. Si al otro día tienes una reunión importante y quieres usar tu traje favorito, asegúrate de que está listo. Si necesitas llevar documentos, reúnelos todos y ponlos en un lugar donde sea imposible olvidarlos. El objetivo es que avances preparando todo lo que sea posible, de modo que tengas menos cosas que hacer antes de salir a cumplir con tus citas.

Sé pesimista
Todos queremos que el autobús no venga lleno, los semáforos funcionen y la cafetería esté vacía cuando llegues a ordenar. Pero lamentablemente la vida no funciona así. Así que planea suponiendo que habrá contratiempos, especialmente si tienes que trasladarte, y sorprende al mundo con lo preparado que estás.




No trates de hacer algo cada minuto
Seguramente te ha pasado: tienes 10 minutos de sobra antes de que necesites salir de tu casa y decides aprovecharlos barriendo. Pero esa tarea te tomó 15 minutos y tuviste que limpiar tus zapatos porque acabaron polvosos. Ahora ya vas 10 minutos tarde.

Evita tratar de usar esos minutos "extra" para realizar tareas que parecen pequeñas. Es mejor que las agendes y les des el tiempo necesario, de modo que puedas hacerlas poniendo la atención necesaria y sin estar estresado porque tienes que irte.

Averigua cuánto tardas en hacer las cosas
Si tu impuntualidad es crónica, es momento de que aceptes que tu percepción sobre el paso del tiempo no es la más certera. Haz una lista de tus actividades diarias y escribe tu estimación sobre el tiempo que inviertes en realizarlas. Después haz el ejercicio de medir cuánto tardas realmente, es muy probable que te lleves una sorpresa.

Tal vez sí tardes 10 minutos en comer un plato de cereal, pero tu desayuno duplica ese tiempo si tomas en cuenta lo que tardaste en lavar los platos, esperar que el café se haga y limpiar la mesa del comedor. Haz lo mismo con tus trayectos cotidianos con tus actividades en la oficina y con los tiempos reales, será más fácil que planees todo tu día.

Di no a la recompensa inmediata

Al despertar, probablemente lo más atractivo sea quedarte otros 15 minutos acostado, pero ponte a pensar en qué pasa cuando llegas tarde: en vez de entrar tranquilamente a tu primera junta del día, llegas corriendo, estresado y te toca el peor asiento de la sala.

O llegas tarde a una cita con un cliente y en lugar de que te reciban con gusto y logres impresionarlo con esa presentación que tardaste días en preparar, te enfrentas a una persona molesta a la que no podrás conquistar fácilmente.

Entrena a tu mente todos los días para que deje de optar por la recompensa inmediata (dormir unos minutos más), evalúe las consecuencias y elija respetar el plan para cumplir tus compromisos.

Averigua tus razones
La mejor forma de atacar el problema es entender su origen. Haz un ejercicio de autoevaluación y pregúntate por qué eres impuntual. ¿Odias esperar? Una solución es llevar siempre un libro o dedicar el tiempo en la sala de espera para contestar correos. Así no sentirás que pierdes el tiempo al llegar temprano.

Si tienes muchas cosas que hacer y por eso siempre vas tarde, es momento de que enlistes tus tareas de acuerdo con su prioridad y aceptes que algunas pueden ser realizadas por alguien más, así que aprende a delegar.

Pero si el problema es que eres olvidadizo y nunca tienes claro qué tienes que hacer, es momento de que busques un método de organización y te acostumbres a llevar una agenda y consultarla constantemente.

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