Financial Times

Trump vs Macron, la disputa entre dos formas de gobernar al mundo

El nacionalismo del mandatario estadounidense y el globalismo del presidente francés tienen sus orígenes en fantasmas de 1918.

El centenario del fin de la primera guerra mundial le dará a Emmanuel Macron una plataforma desde la cual podrá tratar de contrarrestar el nacionalismo. Más de 60 líderes mundiales se reunirán en París el domingo y el presidente de Francia quiere asegurarse de que regresen a casa con un mensaje claro.

Francia está aprovechando la ocasión para organizar una conferencia internacional de paz, que piensa convertir en un evento anual. El Foro de París sobre la Paz se está lanzando bajo el lema ligeramente tibio "La paz puede avanzar mediante una mejor gobernanza mundial".

Incluso este mensaje equívoco probablemente será rechazado por Donald Trump, quien es un enemigo declarado de la gobernanza mundial. El presidente de EU recientemente le dijo a la ONU: "Nunca entregaremos la soberanía de EU a una burocracia global no elegida e incontrolable".

No obstante, la presencia simultánea de Macron y Trump, con sus visiones muy diferentes de "gobernanza mundial", es una forma apropiada para recordar el final de la primera guerra mundial. Juntos, los presidentes francés y estadounidense representan dos tradiciones de pensamiento sobre las relaciones internacionales que chocaron en París, justo después del final de las hostilidades hace un siglo. La lucha entre estas visiones define no sólo el pasado, sino también, potencialmente, el futuro de la política global.

Macron es el heredero del internacionalismo ambicioso de alto nivel representado por Woodrow Wilson, el presidente estadounidense que representó a EU en la Conferencia de Paz de París de 1919. Fue Wilson quien estableció "14 puntos" para enmarcar un nuevo orden mundial y quién acogió la idea de una Sociedad de las Naciones como una nueva forma de gobierno mundial para poner fin a todas las guerras.

Pero los ambiciosos planes de Wilson fueron derribados en casa, cuando el Senado se negó a aprobar la membresía estadounidense de la Sociedad de las Naciones (SDN). La oposición fue liderada por el senador Henry Cabot Lodge, quien insistió en que "primero debo pensar en EU" y proclamó que "el internacionalismo. . . me resulta repulsivo".

Cien años después, EU tiene un presidente que ha seguido firmemente la tradición de Lodge, poniendo a "EU Primero" y denunciando el "globalismo". Las similitudes no terminan ahí. Lodge también fue uno de los opositores principales de la inmigración masiva en EU.

Los esfuerzos de paz de 1918-19 fracasaron. La guerra volvió a Europa 20 años más tarde. Pero los internacionalistas como Macron y los nacionalistas como el Trump extraen lecciones muy diferentes de este fracaso.

La Sociedad de las Naciones siguió adelante sin la participación de EU. Para los nacionalistas como John Bolton, el asesor de seguridad nacional de Trump, el fracaso de la SDN se ha convertido en un sinónimo de la inutilidad de la gobernanza mundial. En la década de 1930, la SDN fue completamente incapaz de actuar como un control efectivo sobre las ambiciones del Japón imperial, la Italia de Mussolini y la Alemania nazi.

La respuesta internacionalista es que el error más grave, después de la primera guerra mundial, fue cometido por individuos como Lodge. Al acoger el aislacionismo, EU creó las condiciones para el florecimiento de la anarquía internacional. En el espacio de dos generaciones, EU volvió a estar involucrado en una guerra en Europa, como el presidente Wilson había advertido que sucedería, si rechazaba a la SDN. En otras palabras, la gobernanza mundial no falló entre 1918 y 1939. Nunca se le dio una oportunidad adecuada.

La postura de los líderes más poderosos con respecto a la disputa entre el globalismo de Macron y el nacionalismo de Trump es ambigua. Tanto Xi Jinping de China como Vladimir Putin de Rusia han aprendido a "hablar de forma globalista y actuar como nacionalistas". A diferencia del presidente Trump, no ven el beneficio de mostrar su hostilidad hacia las reglas globales. Pero las acciones de Rusia en Crimea y de China en el Mar de China Meridional revelan mucho más sobre sus actitudes reales.

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