Financial Times

FINANCIAL TIMES: Sir Alex Ferguson difunde su evangelio


 

 
Por Roger Blitz y Lionel Barber
 
De los muelles de Glasgow a Pall Mall en el corazón de St. James: Sir Alex Ferguson completó un viaje improbable el martes.
 

En la grandiosa sede del Instituto de Directores, filas de periodistas estaban sentados en reverencia ante el hijo de constructor de buques que llegó a ser el más exitoso entrenador de futbol de todos los tiempos como jefe del Manchester United. Una imagen gigantesca de su clásica expresión austera resumía al hombre y su carrera para la historia de su vida, 'Mi Autobiografía'.
 

La rueda de prensa de 45 minutos para marcar el lanzamiento cubrió más terreno que Old Trafford –desde el poder del dinero en el futbol, al romance de Sir Alex con el juego de flujo libre en la Bundesliga alemana– y, por supuesto, el dilema que aflige a todo director ejecutivo de una empresa multinacional: manejar el talento. A una pregunta sobre su disgusto con David Beckham vía Posh Becks: "Se enamoró de ella. Eso lo cambió todo." Su ejecución, realizada bruscamente como de costumbre, fue como siempre, una clase maestra en el arte del liderazgo, y de cómo maximizar el poder de una marca.
 

Más allá de las inevitables preguntas sobre la condición física de Wayne Rooney, las cohortes de periodistas extranjeros eran un tributo a la internacionalización de la marca Manchester United y el poder estelar de Sir Alex, junto a sus jugadores multimillonarios.
 

El corresponsal de Radio Israel y del Manchester Jewish Telegraph quería saber cómo combatir el racismo en el futbol y lo que haría Sir Alex sobre la controversia de cantos de "Yid" (epíteto antisemítico) en Tottenham Hotspur.
 

"Educación. Tolerancia," respondió Sir Alex, citando sus propios antecedentes en Glasgow donde su padre era protestante y su madre católica. "Eso (la religión) nunca fue un problema."
 
La Reppublica quería saber cuál de los entrenadores italianos –Mancini, Ancelotti o Capello– le trajo la mejor botella de vino. "Roberto (Mancini) siempre trajo buen vino," dijo Sir Alex sobre su antiguo rival en Manchester City.
 

Un reportero ruso le preguntó sobre la propuesta de Roman Abramovich para asumir el cargo de entrenador de Chelsea. Y el corresponsal de Sky Sports cometió el error de hacer tres preguntas.
 

"Típico de Sky," dijo Sir Alex. "Codicia."
 

Pero la respuesta más aguda vino a través de la Radio Húngara. ¿El comercialismo está matando el placer del futbol?
 

"Es difícil esa pregunta," admitió después de una atípica pausa. "La cuestión más importante es cómo controlar las estructuras salariales. A mí me es difícil reconciliar eso... Estamos en tiempos difíciles en cuestión de salarios."
 

Sus comentarios –los primeros desde que dejó el puesto de entrenador el pasado mes de mayo después de ganar unos 38 trofeos sin precedentes, incluso dos de la Liga de Campeones, 13 de la Liga Premier y cinco de la Copa FA– eran en parte un ejercicio para renovar la imagen de la marca.
 

Sir Alex, que sigue como director de Manchester United y embajador del club, quiere difundir su evangelio de gestión por todo el mundo. Ya ha comenzado una relación con la Escuela de Negocios de Harvard.
 

Sir Alex fue generoso con su sucesor, David Moyes quien, como en su propia primera carrera hace 26 años, ha tenido un mal comienzo de temporada. "Le va a ir bien," Pero a veces no podía abstenerse de comentar sobre los jugadores actuales, incluso la persistente lesión del centrocampista de United, Shinji Kagawa.
 

Sólo faltaba un indicio del tratamiento "secadora de pelo" –las legendarias reprimendas públicas– a jugadores errantes y a los representantes antipáticos de los medios de comunicación. A los 71, Sir Alex todavía no está dispuesto a suavizar su estilo autocrático.
 

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