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Se busca entrenador para oportunidades de inversión

De acuerdo con Michael Ervolini de Cabot, la habilidad de inversión puede desglosarse en tres conjuntos de decisiones: comprar, vender, y “dimensionar” –fijar el tamaño de cada transacción.

A medida que la temporada de tenis llega a su punto máximo, los gestores de inversión deben prestar atención a las lecciones. Existe cada vez una mayor comprensión de que nuestra psicología y nuestra tendencia básica de utilizar atajos mentales pueden intervenir en la toma de decisiones racionales al momento de invertir. Pero ¿Cómo podemos utilizar esta investigación del comportamiento en las finanzas para mejorar la manera en que invertimos?

Los jugadores de tenis y sus entrenadores pueden proporcionar la respuesta. Hay una diferencia fundamental entre la retroalimentación que ofrece un entrenador de tenis y la retroalimentación disponible para los administradores de inversiones profesionales.

Los administradores de inversiones saben, día a día, la forma en que se desempeñan, y cómo se compara su rendimiento con el de sus compañeros y con un índice. Esto determina la cantidad de dinero que obtienen para gestionar y, por lo tanto, la cantidad que se les paga. Pero no les dice nada acerca de cómo mejorar.

Un entrenador de tenis no le dice a su cliente que ganó su partido por 6-4, 6-4. Ellos lo saben ya. Su trabajo consiste en dividir el rendimiento de un jugador de tenis en sus componentes, y determinar cuándo han sido eficaces y cuándo no. Por ejemplo, si los golpes de revés son débiles, se convierte en una cuestión de practicar hasta que se conviertan en un movimiento instintivo y así sucesivamente.

¿Es posible hacer algo similar para los inversionistas? Muchos interpretan la investigación del comportamiento para demostrar que la gestión de la inversión activa es un esfuerzo inútil. En lugar de tratar de controlar nuestras emociones, es mejor dejar que lo hagan las computadoras que no tienen emociones que controlar.

Pero también hay un intento por salvar una gestión activa mediante el aislamiento de las habilidades en el desempeño de un gerente y proporcionar retroalimentación para realizar las mejoras necesarias. Eso es lo que Cabot Research con sede en Boston intenta hacer.

De acuerdo con Michael Ervolini de Cabot, la habilidad de inversión puede desglosarse en tres conjuntos de decisiones: comprar, vender, y "dimensionar" –fijar el tamaño de cada transacción. La compra, considerada como una "estrategia", tiende a llevarse a cabo con mayor rigor mientras que la venta, considerada como una "disciplina", crea los mayores problemas.

La venta, como esta columna ha señalado, es una parte olvidada del proceso de inversión que a menudo crea problemas. Entre los inversionistas minoristas, la aversión a las pérdidas –o la falta extrema de voluntad para tener una pérdida en una transacción– crea los mayores problemas. La gente tiende a aferrarse a sus acciones perdedoras demasiado tiempo con la esperanza de que algún día mejoren.

Entre los 500 gestores de fondos profesionales examinados por el Sr. Ervolini, sin embargo, el problema se encuentra más bien en mantener a las acciones "ganadoras" demasiado tiempo. Él encontró que, en repetidas ocasiones, uno de cada cuatro gestores de cartera profesional comete este error. Esto es en parte debido al "efecto donación" –valoramos las acciones que poseemos más que el mercado. También hay un problema de vinculación emocional; la gente se enamora de sus acciones ganadoras y esperan menos de ellas.

El segundo gran problema, que aflige a uno de cada seis administradores, tiene que ver con el tamaño de las transacciones de acciones ganadoras. Cuando una acción se eleva rápidamente estos inversionistas se lamentan de no haber comprado más cuando era más barato. Mientras se autoflagelan por no haber comprado lo suficiente, se pierden la oportunidad de ampliar su tenencia mientras que el precio sigue siendo favorable.

¿Cómo se hace frente a estos problemas? El enfoque de Cabot es proporcionar mucha retroalimentación. Una vez que identifica debilidades en el juego de un inversionista comienza a proporcionar información para convencerlos de que tienen estas debilidades. Luego se puede intentar remediarlas.

Para los inversionistas que mantienen a sus acciones ganadoras demasiado tiempo, destellan advertencias en sus pantallas que sugieren que revisen su disposición por aferrarse a una acción y señalan que dicha acción ha hecho todo lo que se esperaba de ella. Posteriormente, la retroalimentación puede documentar lo que sucedió después de la señal y si el inversionista hubiera estado mejor o peor por haberla seguido.

De esta manera, el Sr. Ervolini cree que es posible mejorar la intuición de un gerente. Mientras que el instinto es innato, él sostiene que la intuición es un proceso cognitivo que pasa a ser automático. Puede ser desarrollado con la práctica en los seres humanos, al igual que cuando un jugador de tenis practica sus golpes de revés puede cambiar su memoria muscular.

Las iniciativas para aplicar la investigación del comportamiento pueden crear nuevas anomalías mientras eliminan las antiguas. Pero si la gestión activa utilizando el juicio humano va a sobrevivir el desafío planteado por las computadoras y los analistas cuantitativos se necesitará este tipo de entrenamiento.

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