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Riqueza de recursos de México atrae a inversionistas

Los legisladores predicen que para finales de junio el Congreso habrá aprobado una serie de proyectos de ley que permitirán implementar la reforma constitucional energética. Esto señala el fin de casi un siglo del monopolio estatal de hidrocarburos.

México, que durante una década ha sufrido una disminución en su producción de petróleo y gas a pesar de tener recursos de primera, está dando un paso adelante con la apertura histórica de este sector para atraer dinero y tecnología en un intento por transformar su destino energético.

Los legisladores predicen que para finales de junio el Congreso habrá aprobado una serie de proyectos de ley para implementar la reforma constitucional. Esto señala el fin de casi un siglo de monopolio estatal de la exploración y producción de hidrocarburos.

Se espera que haya más discusión y algunos cambios técnicos en la ley, particularmente a raíz de que el director Alfonso Cuarón escribiera dos cartas abiertas en los periódicos nacionales al presidente Enrique Peña Nieto, instándole que describa cuándo se sentirán los efectos de las reformas en los bolsillos de los mexicanos y pidiendo debates televisados sobre el tema. Sin embargo, el gobierno parece estar seguro de tener los votos que se necesitan para pasar la ley sin problema alguno.

Entonces se habrán sentado las bases para las licitaciones internacionales que han esperado con ansia las grandes petroleras. México tiene tanto como 160 mil millones de barriles de petróleo en reservas y recursos comprobados, posibles, probables y futuros. Éstos incluyen tanto campos costa afuera u costa adentro de petróleo y gas como petróleo y gas de esquisto atrapados bajo tierra.

Los grupos extranjeros no sólo están interesados en la gama de recursos en México, sino también en las sinergias que ofrece la ubicación de México, cerca de infraestructura del lado estadounidense del Golfo de México.

Para mediados de septiembre, el gobierno y los reguladores habrán decidido cuáles de los yacimientos serán propiedad de Pemex, la compañía de petróleo estatal, bajo lo que se ha llamado "Ronda Cero".

A finales de este año se esperan licitaciones para empresas conjuntas en los campos que mantiene Pemex. En ese momento las compañías petroleras internacionales podrán solicitar licencias para desarrollar los yacimientos restantes en una primera ronda de licitaciones, la cual según promete el gobierno será transparente y el ganador será el mayor postor. Se espera que esto suceda en junio de 2015.

El gobierno de México enfrenta la enorme tarea de asegurar que los nuevos organismos reguladores dispongan de un financiamiento y una dotación de personal adecuados, y que los inversionistas tengan fácil acceso a los estudios técnicos que necesitan para realizar sus ofertas.

Los funcionarios están conscientes de que México estará compitiendo con otros países ricos en recursos y que no es suficiente tener activos atractivos. México tiene que asegurar que sean competitivos.

México espera una recaudación fiscal de 50 por ciento por contrato –pero ése es el piso no el techo. Miguel Messmacher, subsecretario de ingresos, dice, "podría ser tan alto como 75 por ciento".

Carlos Solé, socio del bufete de abogados Baker Botts en Houston, quien ha seguido de cerca las reformas, dice: "Eso es lo que se encuentra en la banda ancha en las otras jurisdicciones con las que compiten".

México estará ofreciendo a compañías privadas contratos de producción o utilidad compartida, al igual que licencias y cada uno tendrá un régimen fiscal diferente que se detallará conforme se emitan los contratos, y no por ley.

El gobierno espera que la primera licitación completa, el año entrante, incluya una gama de activos –aguas profundas, esquisto, campos maduros, costa adentro y aguas someras, algunos de los cuales tardarán años en llegar a la etapa de producción.

La exploración de aguas profundas es costosa y riesgosa, y los recursos de esquisto de México, ubicados en terrenos áridos, enfrentan el gran obstáculo de encontrar suficiente agua para realizar el proceso de fracturación que se requiere para extraer los hidrocarburos.

"El gran reto es encontrar la manera de detener el descenso de producción a mediano plazo", dijo recientemente a periodistas el Sr. Messmacher. El gobierno está fijando una meta que algunos en la industria consideran muy agresiva –elevar la producción actual de alrededor de 2.5 millones de barriles de crudo al día a 3 millones en 2018 y 3.5 millones en 2025.

Lourdes Melgar, subsecretaria de hidrocarburos, admite que la producción de Pemex probablemente se mantenga estable en los siguientes años, y que habrá un incremento en 2018 basado en inversión privada.

Aunque la mayoría de la atención se ha enfocado en los hidrocarburos, el impacto de la liberalización en el sector de electricidad es potencialmente de más alcance y sucederá más rápidamente, ya que el gas más barato bajaría los costos de producción.

A pesar de que los expertos de la industria aseguran que habrán obstáculos en el camino, todos concuerdan en que la apuesta de México por la reforma energética es un boleto sin retorno.

Control Risks, la compañía consultora, ha denominado a la reforma como "la segunda revolución de México".

Pero subraya que reformar la constitución e implementar las leyes son cosas muy diferentes. "Conclusión: México está a medio camino", dice la compañía.

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