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La película que se proyecta en las cabezas de tus colegas

Después de todo, sin importar cuántas veces nos coloquemos en los papeles principales dentro de nuestras cabezas, sólo somos actores secundarios en las películas mentales de nuestros colegas.

Por razones que aparentemente tienen sentido para alguien en Hollywood, las cámaras acaban de empezar a filmar una nueva película llamada 'Adam Jones'.

Bradley Cooper (el galán rompecorazones de 'Silver Linings Playbook' y 'American Hustle') actúa el papel principal: un chef rebelde más o menos modelado sobre Marco Pierre White, quien "solamente se preocupaba por crear explosiones de sabor". Después de perder todo, mi tocayo trata de regresar para ganar "esa elusiva tercera estrella de Michelin".

Cuando surgió la noticia de la película hace unos días, causo mucha burla entre mis colegas del Financial Times y una cierta melancolía por parte

Los productores podrían regresar a sus sentidos y darle un nombre más memorable a la película antes de su estreno, negándome un momento de tenue fama, al lado de los muy reales Michael Claytons, Billy Elliots y Jerry Maguires.

Pero ha sido divertido verme como un chef explosivo que sale adelante a pesar de todo. Y parece que estos sueños cinematográficos pueden ser buenos hasta para nuestras carreras profesionales. Un blog reciente de la Harvard Business Review titulado "Para lograr tus objetivos, haz una película mental" trata precisamente sobre este punto. El artículo, por el asesor ejecutivo y neurocientífico Srini Pillay, sugiere que no es suficiente decirte a ti mismo hasta dónde quieres llegar, en realidad necesitas visualizarte obteniendo ese logro.

Al manipular tu imaginación de esta manera puedes ayudar a tu cerebro a encontrar maneras de llegar a ese destino, arguye, añadiendo que puede ser de gran ayuda si logras visualizarte "remontando una situación difícil para ganar" – invocando imágenes de Eric Liddel en 'Chariots of Fire' dentro de mi cabeza.

"Muchos individuos y equipos que he dirigido usan este método para guiar su ruta al éxito", escribe el Dr. Pillay. "Más que tener simplemente un plan de negocios, generan una película mental de un plan de negocios".

El argumento de 'Adam Jones' pudiera ser un buen modelo para una película mental que tal vez impulse mi propia carrera, con su confortante pasaje de contratiempos y éxitos. Debería pegarlo en mi lista de sueños, adaptado correctamente para el mundo del periodismo.

Pero hay algo desequilibrante acerca de que tus colegas estén silenciosamente disfrutando de sus propias gloriosas películas en 3D cuando te toca decir algo en una reunión.

Y tiemblo al pensar cuántas de las películas que se están proyectando en las cabezas de hombres ejecutivos de mediana edad son versiones ligeramente disfrazadas de la serie de 'Rocky'.
Competencia de golpes; mantener el cinturón; lavarse; repetir.

La atracción de visualizar es fácil de entender. Tal vez actuar lo que aspiramos nos permite llegar a ello.

Pero me pregunto si hay mejores lecciones que aprender del cine y la televisión – que sean menos egocéntricas. Puedo pensar en al menos una de mi propia experiencia de estar frente una cámara.

Antes de graduarme fui un extra en 'Inspector Morse', un drama criminal que pasó durante muchos años en la televisión inglesa. En cierto nivel era una introducción temprana al perfeccionismo sin alegría que infecta muchos lugares de trabajo.

Perdí cuenta del número de veces que tuve que bajar unas escaleras cargando un montón de libros antes de que el director estuviera contento, aunque la filmación de cada una de estas banales escenas fuera casi idéntica.

Había que pasar mucho tiempo esperando, por supuesto, y sospecho que mi contribución terminó en el piso de la sala de edición, aunque no puedo estar seguro, dado lo difícil que era distinguir un pálido extra de otro en el fondo sin definición del producto terminado.

Pero esos dos días en el estudio fueron memorables por razones positivas también. No sólo disfruté generosas porciones de comida y mi tarifa diaria, pero también la emocionante noción de ser un perno en una gran máquina cuyo funcionamiento interno era intimidantemente misterioso y sin embargo envidiablemente eficiente.

La filmación era dirigida siempre hacia delante por un equipo de individuos enojones y competentes cuyo papel era difícil de entender pero quienes podían mantener todo el show funcionando a pesar de la actitud quisquillosa del director.

Esta experiencia me enseñó cómo las grandes empresas necesitan toda clase de papeles menores que no son siempre bien entendidos – técnicos de iluminación, capataces, jefes de producción – pero que son esenciales para el éxito del equipo.

Después de todo, sin importar cuántas veces nos coloquemos en los papeles principales dentro de nuestras cabezas, sólo somos actores secundarios en las películas mentales de nuestros colegas.

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