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FINANCIAL TIMES: Ideas erróneas sobre la deuda de EU



 
 
Por Edward Luce
 
 
Incluso antes de la crisis del 2008, los halcones del déficit en Estados Unidos advirtieron que el país se dirigía hacia el mismo camino que Grecia. Se equivocaron entonces y se equivocan ahora. Es hora de que cambien su tonada.
 
 
Según la oficina independiente de Presupuesto del Congreso, la deuda nacional de Estados Unidos se reducirá al 71% del producto interno bruto para el 2016 –apenas un tercio del nivel de la de Japón y aproximadamente la mitad de los países mediterráneos de Europa.
 
 
Debido al aumento de los ingresos y al impacto de fuertes recortes a causa del 'sequester', el déficit fiscal de EU de este año se reducirá a la mitad y llegará a $642,000 millones de dólares, de $1.1 billones en el 2012. Se trata de una caída vertiginosa.
 
 

Ahora que representa 4 puntos porcentuales del PIB, la preocupación relevante es si se está reduciendo demasiado rápido.
 
 
Sin embargo, Alan Simpson y Erskine Bowles –los políticos retirados que lideran el movimiento para 'arreglar la deuda'– siguen estando tan firmes como antes. Con tanta rectitud, tal vez su lema debe ser: "Cuando los hechos cambian, nosotros no cambiamos de parecer".
 
 
El dúo bipartidista y sus acaudalados partidarios, especialmente Pete Peterson, el fundador de Blackstone, deberían prestar atención a la fábula de Pedro y el lobo.
 
 
La exposición a falsas alarmas será redundante y no obtendrá la atención de la opinión pública cuando la crisis de la deuda sea una realidad. Pero esto parece estar cada vez más lejos. Incluso en las profundidades de la Gran Recesión, cuando el déficit presupuestario se disparó –como debía– el aumento de la deuda nacional siempre se planteó como una amenaza a mediano plazo en lugar de una amenaza a corto plazo.
 
 
En una democracia ideal, los legisladores estadounidenses ya habrían tomado medidas para solucionar los servicios de salud y las pensiones para prevenir que una crisis emerja de aquí a 15 ó 20 años.
 
 

Pero los políticos piensan en horizontes temporales más cortos. Esto es particularmente cierto en los EU, donde el sistema está amañado para hacer frente a situaciones de emergencia sólo cuando éstas ya son inminentes. Sería mejor si esto no fuera así. Pero por la forma en que funciona la política, Simpson y Bowles tendrían más posibilidades de erradicar el problema de obesidad en EU que de engatusar a Washington para hacer frente a la crisis de deuda del mañana.
 
 
Tampoco suenan particularmente alarmantes las historias de terror de la deuda. Según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable –el defensor más vigoroso de la fijación de la crisis de la deuda hoy en día– el fondo fiduciario del Seguro Social estará en quiebra para el 2033, lo que significa que los beneficios "se reducirán automáticamente en un 23 por ciento en todos los ámbitos". En contraste con los recortes actuales, que también se encuentran en dobles dígitos, la crisis de la Seguridad Social parece un día de campo –y uno hipotético si acaso.
 
 

Sin ironía, el Comité advierte que para el 2087 el déficit de la Seguridad Social, de no ser tratado, podría representar el 1.64% del PIB. Para entonces la probabilidad de que los votantes actuales estén vivos es nula. Mi hija de seis años de edad tendrá cerca de 81 años.
 

Una buena conjetura es que el electorado habrá obligado al gobierno a una trayectoria más solvente aproximadamente medio siglo antes. Sin duda, sería más barato para los EU para elevar la edad de jubilación actual.
 
 

Pero esto sólo ocurrirá cuando las demandas sean inevitables.
 
Los halcones del déficit –o lo que Jared Bernstein, ex asesor económico de la Casa Blanca, llama la brigada con el 'pelo en llamas'– están en un terreno mucho más sólido cuando advierten el aumento de los costos de salud en EU, en particular el programa de Medicare para los ancianos. Sin cambios en el corto plazo, Medicare podría tragarse todo el presupuesto federal para la década del 2040.
 
 
Una vez más, esto está un poco lejos. No obstante, debido a los crecientes costos de cuidado de los 'baby boomers' ya se está gastando parte de los fondos de futuras generaciones. Mientras más pronto EU haga frente a los costos de Medicare, habrán más fondos para invertir en las prioridades del mañana. Aquí, sin embargo, el destino puede muy bien beneficiar a Washington. La inflación anual de servicios de salud en EU ha caído de más del 6 por ciento antes del 2007 a menos del 4% desde el 2009.
 
 
Nadie puede estar seguro si se trata de un suceso pasajero. Algunos creen que la inflación más lenta en servicios de salud es el resultado provisional de la Gran Recesión. Otros sostienen que es el fruto de los continuos cambios en la forma en que las aseguradoras de EU reembolsan a los hospitales, y al hecho de que cada vez los individuos deben cubrir más y más de los costos –esto no es necesariamente un motivo de celebración.
 
 

Ya que nadie predijo la desaceleración de los costos, nadie puede predecir que dure. Pero si se mantiene el rumbo, la peor de las previsiones presupuestarias de EU perdería valor. Desde un punto de vista fiscal, es la diferencia entre enfrentar un tumor cerebral y un fuerte dolor de cabeza.
 
 

Bowles y Simpson le hicieron un favor a todos hace tres años, cuando se les ocurrió un plan para restablecer el orden en el presupuesto de los Estados Unidos. Su idea de ampliar la base tributaria y eliminar las lagunas es idónea con o sin un problema de deuda. También hay algo admirable en la manera extrema en la que dan a conocer su causa. En diciembre, con 81 años de edad y dos metros de altura, Simpson bailó estilo 'Gangnam' en YouTube.
 
 
"Estos viejos vaciarán la Tesorería antes de que ustedes puedan llegar a ella", advirtió a la "generación milenaria."
 
Quizás así lo harán. Sin embargo, según las encuestas, con la excepción del 1 por ciento más rico de la Unión Americana, nadie más considera que el déficit presupuestario de ese país sea una de las amenazas más grandes. El resto de los ciudadanos considera que el desempleo y el estancamiento de los ingresos son los problemas más grandes. Para ser justos con el 99%, sus preocupaciones parecen más reales. ¿Tiene sentido preocuparse más por los posibles recortes a 20 años de distancia que por los problemas reales de hoy en día?
 
 
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