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FINANCIAL TIMES: En vilo, planes de reformar a Pemex


 

 
 
Por Michael Kavanagh
 
 
Los planes del Presidente de México para abrir su industria de gas y petróleo a la inversión privada nacional y extranjera han provocado llamados a manifestaciones masivas alrededor del país durante este fin de semana. La agenda de Enrique Peña Nieto para reformar el sector energético es sólo una de las reformas de "transformación" propuestas para estimular el estancado crecimiento económico del país, que han provocado una respuesta negativa de sus opositores políticos.
 
 
Andrés Manuel López Obrador, el anterior jefe de gobierno de la Ciudad de México y candidato derrotado por muy pequeño margen a la presidencia del país en 2006, está entre los que se han comprometido a oponerse al plan de Peña Nieto de deshacer del monopolio que la paraestatal Pemex ha disfrutado sobre las reservas de hidrocarburos del país por tres cuartas partes de un siglo.
 
 
Aunque las compañías nacionales y extranjeras han aplaudido esta medida audaz, los proponentes y los oponentes del plan de Peña Nieto para reformar el sector energético todavía están a la espera de los detalles completos de cómo será, en la práctica, la invitación a los extranjeros a participar como socios de Pemex, con objeto de incrementar la producción de petróleo y gas del país.
 
 
Pablo Medina, analista de la industria petrolera latinoamericana para la consultora Wood Mackenzie, predice que será hasta bien entrado el próximo año que el alcance de las reformas y oportunidades para las compañías exteriores estuviera claro. "El diablo está en los detalles, hay que esperar a ver qué pasa," dice.
 
 
La oposición creciente a un grupo de medidas –incluyendo cambios radicales al sistema educativo de México, dominado por los sindicatos, y la posibilidad de continuar algunos impuestos bajo reformas fiscales– podría dañar los planes para aflojar el control de Pemex sobre el sector energético del país.
 
 
El artículo 27 de la Constitución consagra la propiedad nacional de los hidrocarburos. Y Peña Nieto ha insistido que el apoyo constitucional a la nacionalización de 1938 del sector petrolero de México, por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, seguirá en su lugar. Pero ha insistido también que esto no es incompatible con el hecho de que México pida colaboración al capital privado nacional y extranjero para explotar sus recursos.
 
 
Ruaraidh Montgomery, desde la oficina en Houston de Wood Mackenzie, hace notar que muchas de las grandes compañías ya han establecido una presencia en México desde hace algunos años, esperando una apertura del sector, con la visión de construir relaciones con Pemex.
 
 
Chevron, una de las compañías petroleras importantes de EU, parece muy interesada en invertir en México; el mes pasado hizo públicamente conocido su beneplácito por las reformas que Peña Nieto anunció, considerándolas un signo claro de que el país finalmente "abre la puerta" a operadores externos.
 
 
Las altas gerencias de Pemex están de acuerdo con los planes de liberalización. Emilio Lozoya, director general, le dijo al FT el mes pasado que espera que el sector petrolero y de gas de México atraiga 10 mil millones de dólares de inversión adicional al año durante la siguiente década para cumplir con su meta de expansión de producción. Ese financiamiento adicional vendría de una combinación de compañías extranjeras y del mismo Pemex.
 
 
En realidad, México ya ha comenzado a abrir su industria petrolera al ofrecer un número limitado de contratos de mejora de producción a compañías extranjeras, como Petrofac del Reino Unido y Schlumberger de EU.
 
 
Mejorar la eficiencia de los campos petrolíferos existentes al ofrecer acuerdos a las compañías extranjeras es un método por el cual Peña Nieto puede llegar a su objetivo de elevar la producción del país de 2.5 millones a 3 millones de barriles diarios para 2018.
 
 
Pero Montgomery sugiere que el verdadero premio para las compañías extranjeras sería ganar contratos en las relativamente inexploradas aguas profundas del Golfo de México.
 
 
Por su lado, Medina dice que pasarán años antes de que algún proyecto de aguas profundas respaldado por capital extranjero contribuya a la producción de México.
 
 
"Creo que es un problema serio llegar a 3 millones de barriles diarios para 2018, es difícil pensar en un resultado a corto plazo de la zona de aguas profundas, aunque ofrecen una gran cantidad de oportunidades," dice.
 
 
El país parece que tiene grandes depósitos de esquisto y otras reservas poco convencionales de gas y petróleo similares a las que han contribuido a la bonanza del método de fractura hidráulica en EU.
 
 
Cumplir con los objetivos del gobierno mexicano para 2018 es un reto, pero será posible si hay un incremento significativo en la inversión en general, dice la consultoría. Pero el crecimiento de la producción dependerá principalmente en desarrollar los activos existentes.
 
 
Ayman Asfari, director general de Petrofac, dijo el mes pasado que la compañía, listada en el FTSE 100, estaba preparada a expandir sus intereses a través de desarrollar sociedades con compañías locales.
 
 
Petrofac señala su éxito en mejorar la producción de campos existentes. En 2011 se le adjudicó un contrato por 25 años para desarrollar los bloques de Santuario y Magallanes en el centro-sur de México. Desde que tomó el control de estas operaciones, dice que ha logrado duplicar la producción en Santuario y aumentado la de Magallanes por un tercio.
 
 
Si Peña Nieto gana su batalla política, habrá una larga fila de otras compañías dirigiéndose al sur del Rio Grande.
 
 
 
 
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