Financial Times

Alibaba y su peligroso juego de calificaciones

Alipay, la plataforma de pagos móvil de la filial de Alibaba, es innovadora y valiosa, ya que ideó un nuevo método de calificación crediticia

Cuando Ant Financial, la filial de pagos del grupo de comercio electrónico Alibaba, comience a cotizar en la bolsa, su valuación potencial de 120 mil millones de dólares podría exceder la de Goldman Sachs. Alipay, la plataforma de pagos móvil de Ant con sus 520 millones de usuarios, es tanto innovadora como valiosa, ya que ideó un nuevo método de calificación crediticia.

Sesame Credit, la alternativa de Alipay a los puntajes crediticios tradicionales como FICO en EU y Schufa en Alemania, es intrigante. El sistema amplía el acceso a los préstamos en un mercado en desarrollo mediante el monitoreo de los hábitos de compra de las personas y de los círculos sociales, así como de sus historiales de crédito.

Pero también es preocupante, tal y como China lo ha admitido. El banco central está teniendo dudas acerca de los sistemas de calificación de "crédito social" adoptados por Alibaba y por sus competidores. El banco este mes le ordenó a Tencent que detuviera el lanzamiento nacional de su equivalente a Sesame Credit después de haber alentado tales esfuerzos en 2015.

Los sistemas privados de calificación crediticia padecen de ser asociados con el "sistema de crédito social" más público y orwelliano de China, un vasto plan para monitorear el comportamiento de los ciudadanos para 2020 y "proporcionarles a los confiables beneficios y disciplinar a quienes no lo son". Los ciudadanos chinos que no paguen multas o que incluso no paguen las tarifas de los autobuses pudieran ser castigados con restricciones en relación con empleos y viajes.

Sesame y sus rivales no son tan siniestros como el sistema oficial; fueron creados para facilitarles la vida comercial a quienes se encuentran al margen, y Alipay insiste en que no comparte datos personales con los gobiernos sin la autorización de los usuarios. Pero tienen, sin embargo, una infinidad de inconvenientes.

Existe un evidente conflicto de intereses en ser una plataforma de pago, así como un árbitro de las calificaciones de crédito: un ligero ajuste a un algoritmo de puntaje crediticio puede impulsar a los clientes a realizar más transacciones.

Una protección esencial es que la propiedad de la colección de datos generada por cada ciudadano digital no sea de los gobiernos o de las empresas, sino de ellos. En lugar de que los clientes de las plataformas de pago y de las sociales cedan el control de la información personal a las marcas, ellos debieran retenerlo.

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