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Musk quiere construir un túnel en Los Ángeles, pero no será tan sencillo

El plan del máximo responsable de Tesla de construir una red de conductos subterráneos deberá enfrentarse a algo más que vecinos inconformes con las obras.

La promesa de Elon Musk de traslado de viajeros por túnel desde el Dodger Stadium hasta el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles en 10 minutos parece el Santo Grial para la congestionada metrópolis de 10 millones de habitantes.

Pero no todos están de acuerdo. Construir una red de túneles de alta velocidad en Los Ángeles significa no sólo cavar bajo montañas y alrededor de yacimientos de petróleo, sino también hacer frente a un panorama político muy fragmentado.

En Los Ángeles no escasean las organizaciones vecinales ricas y con experiencia legal dispuestas a esgrimir algunas de las regulaciones medioambientales más restrictivas de Estados Unidos para detener a Boring, de Musk, y a sus máquinas creadoras de túneles.

Resulta aleccionador el torturado esfuerzo de la ciudad por construir un metro por debajo de Wilshire Boulevard, el populoso corredor de 26 kilómetros (16 millas) desde el océano Pacífico hasta el centro de Los Ángeles.

Llevó 20 años construir un tramo muy interrumpido de cuatro estaciones al oeste del centro luego de que se lo incorporara a la agenda, y hace poco que ha comenzado el trabajo destinado a extender la línea hacia la costa.

"Los escollos burocráticos a todo gran proyecto son enormes. Sin duda Musk va a encontrar todo tipo de problemas medioambientales y de regulación", dijo Ethan Elkind, un especialista en legislación medioambiental de la Universidad de California en Berkeley y Los Ángeles y autor de Railtown, una historia del sistema de metro de Los Ángeles.

Para colmo de males, los grupos locales de propietarios de viviendas son muy poderosos y, en especial en los barrios ricos, tienen los recursos necesarios para financiar demandas para bloquear un proyecto que consideren perjudicial para el valor de las propiedades.

Los habitantes de Brentwood y Pacific Palisades, dos prósperos enclaves de la zona oeste, presentaron en mayo una demanda contra la ciudad para impedir que se autorice a Musk a construir un túnel de prueba de 4.3 kilómetros (3.7 millas) sin un análisis medioambiental previo.

Los propietarios de viviendas también pueden apelar a los políticos.

"Dudo que Musk consiga mucho consenso en las comunidades locales. El único consenso que puede alcanzarse es que el impacto del proyecto afecte a otros", detalló Elkind.

Musk, el máximo responsable de Tesla, pareció hacer referencia a Los Ángeles la semana pasada. Se encontraba en Chicago para dar a conocer los planes para un servicio de trenes de alta velocidad que harían en apenas 12 minutos el viaje de 24 kilómetros desde el centro de la ciudad hasta el Aeropuerto Internacional O'Hare.

"Una de las mejores cosas de Chicago", explicó en el evento del 14 de junio, es que la cantidad de autoridades de aprobación es pequeña. "En algunos lugares", agregó Musk, podría haber "más de 12 o 15 diferentes autoridades por las que pasar para obtener la aprobación de algo".

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