A lo largo de sus 42 años, Perugia ha ganado terreno en el mercado de calzado en México y ahora pretende ampliar su presencia en mercados latinoamericanos y europeos, ya sea a través de tiendas propias o de franquicias.
Actualmente, la firma mexicana de calzado tiene 12 tiendas propias, 11 franquicias y está presente en 500 puntos de venta en todo el país.
En entrevista, Agustín Fonseca, director de la firma, comentó que proyectan cerrar este año con la elaboración de un millón 300 mil pares de calzado, cuando en 2013 su producción fue de un millón 100 mil, de los cuales, se exportó el 18 por ciento.
"Las exportaciones más fuertes y constantes se dieron en 2010, sobre todo a países como Chile, Perú, Estados Unidos, Colombia; y recientemente abrimos dos tiendas Perugia en Guatemala", relató Fonseca.
De acuerdo con el directivo, el próximo año la empresa construirá una nueva nave industrial, lo que generará un crecimiento de 38 por ciento en su producción.
La empresa produce el calzado en tres naves industriales, que juntas suman alrededor de 10 mil metros cuadrados, en tanto que la planta laboral es de poco más de 800 personas.
"En este momento estamos realizando dos colecciones al año, de aproximadamente 120 modelos cada una. El zapato que producimos es de moda, con tacón y plataforma, y la mayoría son de piel. Nuestra oferta está dirigida principalmente a las mujeres de 18 a 28 años de edad, interesadas en la moda", señaló.
Entre los planes a corto plazo, destacó que seguirán abriendo tiendas, tanto propias como franquicias, en México y en países sudamericanos, donde Perugia tiene ventas importantes.
"La aceptación de la marca es positiva y nos está impulsando a venderle a más clientes en México, y ya estamos en pláticas con gente interesada en Europa para abrir tiendas", afirmó el directivo, quien precisó que ya se venden zapatos Perugia en España y Portugal.
Perugia fue fundada en 1972 en el Distrito Federal por Agustín Fonseca Ochoa, cuando tenía 16 años de edad. En ese entonces, la empresa estaba ubicada en un local de 180 metros cuadrados, donde se producían 50 pares diarios y se empleaba a 10 trabajadores.
"Al inicio se hacían mocasines de piel con suela de cuero y se vendían en tiendas del centro de la Ciudad de México", señaló Fonseca.
El cambio de residencia de la familia al estado de Guanajuato en 1987 trajo consigo el traslado de la zapatera a la zona del Bajío, donde mantuvo la comercialización del producto e inició con el trabajo de maquila para empresas más grandes.
Esta intensa labor hizo que en los años noventa Perugia creciera y lograra tener un capital importante para generar estilos propios de calzado, siendo el modelo Barsa, con tacón de 12 centímetros y plataforma, el más aceptado por la clientela.
Paralelamente, la empresa inició la incursión en mercados fuera del país, sobre todo en América Latina y Norteamérica.
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