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¿Hay vida para un crucero de lujo después de su 'jubilación'?

Recorren varias rutas y reciben a miles de personas anualmente con servicios de lujo, pero en algún momento, deben 'dejar de circular'. ¿Qué pasa con ellos?

En un reciente crucero de cuatro noches a las Bahamas a bordo del Carnival Victory, para 2 mil 758 pasajeros, una multitud animada estaba bebiendo tragos de neón en una barra igualmente fluorescente en el atrio de múltiples pisos del barco.

El casino estaba lleno de gente y de humo. Este era un crucero muy tradicional, y a todos les encantaba.

La mayoría de las embarcaciones tiene una vida útil oficial de 30 años, la cantidad de tiempo que demora el activo en depreciarse hasta el 15 por ciento de su valor original en libros. De acuerdo con esa medida, el Carnival Victory, de 18 años, teóricamente ya pasó por 'la flor de su vida', pero todavía es una buena fuente de dinero.

Al enfocarse en servicios cortos, de tres y cuatro noches, ida y vuelta desde Miami hasta las Bahamas, el barco estéticamente obsoleto transporta el doble de pasajeros por año que muchos buques de tamaño similar.

De hecho, el Carnival Victory es sólo uno de los muchos barcos viejos y de mediana edad que se construyeron durante un auge de cruceros en la década de los noventa, pero ahora constituyen una porción multimillonaria de la industria de los cruceros.

Evitar el cementerio de cruceros

Por lo general, ha habido tres opciones para los barcos 'sénior', ninguna de las cuales incluye ser desmantelado para venderlo como chatarra en una playa del sur de Asia.

Muy a menudo, son transferidos a una línea de cruceros menos lujosa dentro de la misma empresa o se redirigen a una parte diferente del mundo con una participación de mercado más pequeña.

A veces se venden en el mercado de segunda mano a líneas de cruceros emergentes o de bajo presupuesto que no desean invertir en nuevo tonelaje.

A medida que estos barcos se acercan a su edad de jubilación, también se utilizan como cruceros para compras de bebidas alcohólicas, a quienes les importa menos la decoración de la cabina que la cantidad de bebidas gratis incluidas en sus tarifas.

Bahamas Paradise Cruise Line tiene sólo dos barcos: uno construido en 1987 (para Carnival) y otro construido en 1991 (para Costa Cruises).

Los itinerarios, que consisten principalmente en incursiones de dos noches desde West Palm Beach a Freeport, en las Bahamas, comienzan en 129 dólares por persona e incluyen 10 bebidas gratis.

Pero a medida que los gastos generales para nuevas construcciones continúan aumentando -la construcción del crucero más grande del mundo, Symphony of the Seas, de Royal Caribbean, costó mil 500 millones de dólares-, grandes actores como Carnival y Royal Caribbean Cruises están comenzando a entender el valor intrínseco de una flota envejecida, al darse cuenta de que es más sensato darle a los buques más viejos un poco de Botox y una "rebaja de categoría", en lugar de dejar que un activo costoso navegue hacia el ocaso.

Un ejemplo: el año pasado, el Dawn Princess, de 20 años y con capacidad para mil 970 pasajeros, dejó Princess Cruises para llegar a la marca hermana P&O Cruises Australia, donde, después de un cambio de imagen de varios millones de dólares, pasó a llamarse Pacific Explorer, para mil 998 pasajeros.

Ahora tiene una tirolesa, una cancha de bolo césped y un parque acuático con dos toboganes. (Uno emula una discoteca, con luces y música).

Rejuvenecimiento para barcos antiguos

Al igual que con las personas, la cirugía plástica para cruceros puede ser sutil o drástica, pero cada vez es más común.

En su informe anual sobre el panorama para las líneas de cruceros, UBS estima que para 2020, al menos el 12 por ciento de la capacidad global tendrá 25 años o más, y casi el 5 por ciento estará llegando a los 30 años.

Además de las Bahamas, un destino se ha convertido en un mercado particularmente atractivo para embarcaciones antiguas y renovadas: Cuba.

Las instalaciones actuales en La Habana no pueden acomodar a los enormes barcos de la actualidad, pero sí pueden recibir la versión más pequeña de los años noventa de un barco gigante, como el Empress of the Seas, de Royal Caribbean, con 28 años y capacidad para mil 602 pasajeros, bautizado por Gloria Estefan.

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