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Empresarios mexicanos hacen de sus aficiones un negocio

Apasionados de sus hobbies, empresarios como Alfredo Harp Helú, Alberto Baillères o el recién fallecido Lorenzo Zambrano, terminaron incursionando en la tauromaquia, el cine , el futbol, el béisbol y hasta los autos clásicos.

En México hay al menos 10 empresarios de alto nivel que han hecho de sus aficiones un negocio. Ya sea a través de la tauromaquia, los autos clásicos, el béisbol o el cine, actividades que no tienen que ver con sus negocios principales, estos hombres han convertido sus hobbies en verdaderas minas de oro.

Alberto Baillères, el empresario con la tercera mayor riqueza de México, según el Índice de Millonarios de Bloomberg, y dueño de la minera Peñoles y El Palacio de Hierro, tiene una gran afición por la tauromaquia, la cual lo ha llevado a ser propietario de 10 plazas de toros en el país, entre ellas, la Monumental y la de San Marcos, en Aguascalientes. Ésta última, donde se celebra cada año la feria que lleva el mismo nombre, generó una derrama económica de 4 mil millones de pesos en 2013.

Otra pasión en común de varios empresarios mexicanos es el béisbol. Alfredo Harp Helú, expresidente del Grupo Financiero Banamex, institución de la cual aún es accionista, es propietario de los Diablos Rojos de México, una de las franquicias más ganadoras de la Liga Mexicana de Béisbol. También posee una participación de 10 por ciento en los Padres de San Diego, el equipo de las Grandes Ligas con sede en Estados Unidos.

Por su parte, Juan Manuel Ley, propietario mayoritario de la minorista Casa Ley, es dueño de los Tomateros de Culiacán, mientras que Ricardo Martín Bringas, presidente de Soriana, compró en 1998 a los Vaqueros Laguna.

Aficionado a los vinos, Germán Larrea, el enigmático empresario al que Bloomberg considera como el tercer mexicano más rico a partir del valor accionario de su empresa Grupo México, tiene viñedos en La Toscana italiana, mediante los cuales surte el mercado artesanal de aquella región del sur de Europa.

Lorenzo Zambrano, el expresidente de Cemex fallecido hace unas semanas, fue hasta sus últimos días un coleccionista de autos clásicos, con los cuales logró formar un negocio de varios millones de pesos. El empresario regiomontano fundó la empresa Caballeriza Inc. en Estados Unidos, dedicada a la compra, restauración y venta de autos clásicos y asistía a menudo a concursos como el Pebble Beach en Florida, Estados Unidos.

Otro ejemplo, es Carlos Slim Domit, presidente del Consejo de Administración de América Móvil, quien es un apasionado del automovilismo. Su afición por este deporte lo llevó a liderar el proyecto Escudería Telmex, firma que controla 13 pilotos que compiten en pruebas como Formula 1, USCC, Nascar, Formula 4, entre otros, y ha logrado 36 campeonatos.

Jorge Vergara, presidente y fundador de la firma de sumplementos alimenticios Omnilife, es un fanático del cine. En 1999 creó la casa Producciones Anhelo, con la cual apoyó el rodaje de la película "Y tu mamá también", de Alfonso Cuarón. Este largometraje logró ingresos de 103 millones de pesos, además de ser nominada al Óscar por mejor guión original en 2002.

Algunos empresarios también han hecho de su pasión por el futbol un negocio, al adquirir equipos de las ciudades en sus estados natales. Tal es el caso de Jorge Hank Inzunza, directivo en Grupo Caliente, quien se hizo del Club Xolos en 2006, plantilla que actualmente tiene un valor de 30.38 millones de dólares, según el portal Transfermarkt.

Además, recientemente Olegario Vásquez Aldir, director general de Grupo Empresarial Ángeles, compró al club Gallos Blancos de Querétaro, conjunto que tiene un valor de 27.12 millones de dólares.

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