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Abengoa apunta a reestructuración de deuda y venta de activos

Para obtener la liquidez que le permita evitar una bancarrota, la española Abengoa buscará reestructurar su deuda, que actualmente asciende a 9 mil millones de dólares, e iniciará la venta de activos no estratégicos, incluyendo biocombustibles.

La compañía española de energía renovable e ingeniería Abengoa dijo el lunes que su directiva buscará convencer a sus acreedores para reestructurar su abultada deuda y vender activos para obtener la liquidez necesaria que evite una bancarrota.

El consejo de administración de la compañía sevillana recibió el esperado plan de viabilidad elaborado por Álvarez & Marsal y Lazard.

"En base a este plan, la sociedad deberá negociar con sus acreedores una reestructuración de la deuda y los recursos necesarios para continuar su actividad y operar de forma competitiva y sostenible en el futuro", dijo en un escueto comunicado al supervisor bursátil.


Abengoa agregó, sin entrar en detalles, que venderá todos los activos no estratégicos, incluyendo biocombustibles, y que se concentrará en el negocio de ingeniería y construcción con tecnología propia o ajena.

También aspira a obtener ingresos en los próximos años equivalentes a las dos terceras partes de los 7 mil 151 millones de euros facturados en 2014.

Con la presentación del plan al consejo se abre una fase de negociaciones con los bancos acreedores, con la consultora KMPG como intermediario; y con los bonistas, representados por Houlihan Lokey y Clifford Chance.

Las partes tendrán que alcanzar un acuerdo de reestructuración antes de finales de marzo, cuando vence el preconcurso de acreedores de Abengoa, para evitar que la empresa suspenda pagos con un pasivo global que podría rondar los 25 mil millones de euros.

Según fuentes consultadas, el plan tiene un horizonte a cinco años y su eje principal será rebajar la deuda financiera corporativa a 3 mil millones de euros, desde los 9 mil millones actuales, vendiendo activos y abandonando los proyectos menos rentables, y sobre todo a través de quitas de deuda y capitalización de préstamos.

En función del acuerdo final, los accionistas actuales, entre ellos la controladora Inversión Corporativa -con el 57 por ciento-, podrían ver reducidas significativamente sus participaciones.

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