Economía

UE debe aceptar que el alivio de la deuda griega es inevitable

El acuerdo existente entre Grecia y la UE ha fracasado y es necesario revisarlo. Los gobiernos de Europa ya le han dado a Grecia alivio de la deuda,  los préstamos de acreedores privados sufrieron una quita; la mayor parte de lo que queda es deuda con los gobiernos.

Clive Crook es un columnista  y miembro del consejo editorial de opinión de Bloomberg. Se desempeñó como jefe de comentaristas en el Financial Times y previamente trabajó en The Economist como editor senior. 

Esta es mi predicción: Grecia y la Unión Europea partirán la diferencia en su disputa por el alivio de la deuda. Lo incierto es cómo justificarán sus respectivos gobiernos el nuevo acuerdo y cuánto daño se causarán antes de aceptar lo inevitable.

Los gobiernos de la UE, con Alemania a la cabeza, dicen que una quita de deuda está descartada. Las deudas son deudas. El recién elegido premier de Grecia, Alexis Tsipras, califica el acuerdo actual de "ahogamiento fiscal" y dice que su país enfrenta una crisis humanitaria.

Su gobierno no va a pagar y quiere que se reduzca gran parte de la deuda. Ninguna de las dos partes está dispuesta a ceder.


Lo que me sorprende es que esta postura de todo o nada engañe a alguien.

¿Las deudas son deudas? Por favor. Los gobiernos de Europa ya le han dado a Grecia alivio de la deuda. En ese proceso, los préstamos de los acreedores privados sufrieron una quita; la mayor parte de lo que queda es deuda con los gobiernos. Sin embargo, el plan no ha funcionado.

La situación fiscal de Grecia era tan mala que los recortes, las reprogramaciones y las concesiones en las tasas de interés no fueron suficientes para que el país recuperara la solvencia. Al mismo tiempo, gracias a un crecimiento más lento de lo esperado, las condiciones fiscales a que estaba sujeto el acuerdo resultaron más duras de lo que se pretendía. Los votantes griegos acaban de repudiar esos términos.

En otras palabras, el acuerdo existente ha fracasado. Por lo tanto, es necesario revisarlo. No se requiere una revolución conceptual. Se puede llegar a esta conclusión a partir del mismo tipo de análisis al que ya han recurrido los gobiernos de la UE.

Obviamente, brindar más alivio de la deuda tiene sus desventajas – así como había desventajas en dar alivio la primera vez-. Transmite un mal mensaje; propicia el mal comportamiento futuro; alimentará el rencor de los votantes de otros países de la UE. Es por eso que es buena idea, en la medida de lo posible, condicionar el alivio a los esfuerzos de Grecia para comportarse de manera responsable. Pero las consecuencias probables de una negativa de la UE a hacer algo son mucho peores.

Hay graves riesgos de que Grecia suspenda los pagos de manera unilateral. Eso no beneficiará los intereses de Grecia, pero el riesgo es demasiado grande para quedarse tranquilos. El acuerdo existente exigirá que el gobierno tenga un superávit de presupuesto primario (es decir, excluyendo los pagos de intereses) de alrededor de 4 por ciento del producto interno bruto. Eso significa que, si Grecia entrara en cesación de pagos, podría reducir los impuestos o aumentar el gasto público considerablemente sin necesidad de tomar préstamos.

La desventaja de un impago sería enorme: la posible expulsión del sistema euro. Eso sería una calamidad para Grecia y, debido al riesgo de contagio, también para el resto de la zona euro. No obstante, si la UE no le ofrece nada a Tsipras, así es como podrían resultar las cosas.

Por lo tanto, al final, la UE no dejará de ofrecer algo. Pero los gestos desafiantes de ambas partes deben terminar y se deben iniciar rápidamente conversaciones sobre una posible solución intermedia, o Tsipras y la UE con sus declaraciones podrían provocar el peor desenlace posible, algo que ambos quieren evitar.

EXTENDER Y FINGIR 

A los líderes europeos les costaría convencer a sus votantes de otorgar un perdón de la deuda sin más; al igual que Tsipras se han cortado todas las salidas. Sin embargo, pueden proporcionar alivio de la deuda de muchas otras maneras. 'Extender y simular', como se denomina a la estrategia que aplican los bancos con los préstamos en mora, es alivio con otro nombre.

Los plazos de vencimiento podrían estirarse más. Los costos del servicio de la deuda podrían volver a reducirse con tasas de interés más bajas, incluyendo quizá una moratoria para los pagos. Los acreedores podrían atar el servicio de la deuda a la tasa de crecimiento de Grecia: cuanto más fuerte esté su economía, más pagará. Tsipras ya ha mencionado esta última posibilidad.

La UE también debería aceptar modificar el programa de austeridad supervisado de Grecia. Parte del superávit primario proyectado debería ser devuelto a los votantes griegos bajo la forma de gasto público.

Ahora que Tsipras ha ganado las elecciones, debe ser menos demagogo populista y más líder pragmático. Debería admitir la necesidad de más reformas estructurales y ofrecer compromisos a cambio del alivio de la deuda. Como dice Reza Moghadam, ex titular del departamento europeo del Fondo Monetario Internacional, en la columna que publicó en The Financial Times, Syriza es un partido anti-establishment.

Pese a su plataforma de izquierda dura, podría estar más abierto que sus antecesores a romper el yugo de los intereses creados. Su victoria en las elecciones de todos modos no puede revertirse. Es una oportunidad que vale la pena analizar.

¿Grecia merece esta nueva dispensa? La pregunta es válida pero no hay una respuesta clara y tampoco viene al caso. Un nuevo acuerdo sobre la deuda griega es el mejor resultado factible no sólo para Grecia sino también, dados los riesgos, para Alemania y los demás países de la UE. Sólo tienen que poner manos a la obra.

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