Economía

Sólo tres de cada 10 empresas logran valor tras una fusión

La creación de valor para los accionistas es a largo plazo, sin embargo, durante el proceso éste se puede perder o incluso destruir.

CIUDAD DE MÉXICO.- Aspectos culturales de cada organización, una mala administración, un proceso de due dilligence inapropiado o cambios en las condiciones del mercado, son factores que influyen para que tras una fusión o adquisición se desvirtúe el valor prometido de la oferta y sólo 3.3 de cada 10 empresas lo alcancen.

"México no se encuentra fuera de las estadísticas internacionales que indican que sólo 3.3 de cada 10 transacciones lograr la meta fundamental de un acuerdo de fusión o adquisición, el generar valor a sus inversionistas", dijo Saúl Villa, socio de Fusiones y Adquisiciones de KPMG México.

El objetivo de una transacción de este tipo es acelerar la expansión en un mercado o ingresar a uno nuevo; la diversificación de ingresos, pero la justificación financiera es la creación de valor para los accionistas, frecuentemente una meta de más largo plazo, "que según estadísticas, de cada 10 transacciones, 7 se caen o incluso destruyen su valor", comentó el especialista en entrevista telefónica con El Financiero.


Explicó que en promedio el retorno de la inversión se logra en un periodo de tres años y depende de qué tanto efectivo se genere con la operación conjunta de las entidades. "Si son empresas públicas se puede ver a través del comportamiento del precio de su acción, por lo general es un muy bien indicador para reflejar la expectativa a futuro".

Además de la operación, voluntad y colaboración de las partes, el tema del "due dilligence" cobra relevancia. Se trata del análisis previo a concretar la transacción para identificar fortalezas y debilidades de la entidad por adquirirse y calcular las sinergias que al integrarse a la parte adquiriente generará.

"Normalmente, si se hizo el proceso de análisis de todos los aspectos de la operación, en la gran mayoría de las transacciones se logra el objetivo de incrementar el valor para los inversionistas", dijo Jorge L. Ruiz, socio de la oficina de Juárez, Chihuahua de Baker & McKenzie.

El encargado del Grupo de Práctica Corporativo, fusiones y adquisiciones nacional del despacho, agregó que el que no se haya realizado un buen "due diligence", la mala administración del cambio o de la empresa que se compra, expectativas o entendimientos diferentes; conflictos, demandas, deudas o responsabilidades no reveladas parcial o totalmente, son factores que inciden para que se desvirtúe la meta de generar valor para los accionistas. "También pueden influir situaciones externas como la industria, mercado o marco regulatorio".

Respecto a la modificación de una calificación corporativa de una entidad tras una transacción de fusión o adquisición, ya sea a la baja o alza, Felix Boni, director de análisis de HR Ratings de México, expuso que no existe un común denominador.

"El impacto sobre la calificación de una empresa al adquirir otra empresa, no se puede generalizar. Hay demasiados factores relevantes por considerarse que se puede decir que cada caso es casi único.

Como calificadora tomamos en consideración el impacto de la manera en que se financie la compra (colocación de acciones, deuda, recursos generados de su flujo interno). También el impacto sobre las ventas, EBITDA y flujo adicional que la operación generaría", explicó.

Detallo que un cambio en la calificación corporativa de una entidad como consecuencia de una transacción de este tipo considera las sinergias que alcanzarán, cómo se complementarán las dos entidades operando de manera independiente. "Aún más complicado y difícil de medir, pero potencialmente de gran importancia, es determinar la interacción de las dos empresas en términos "culturales", su manera de actuar, sus filosofías; si son compatibles o no".

También lee: