Economía

Incierto aún, impacto de reforma fiscal de EU en inversión: CEESP

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado recomienda a México actuar con prudencia ante la reforma fiscal de EU, pues aún no se sabe si se perderá competitividad en la atracción de inversiones, y aconseja ir diseñando una reforma fiscal.

México debe ser prudente en su reacción a la reforma fiscal de Estados Unidos, ya que es incierto si perderá competitividad en la atracción de inversiones y no puede valerse de presionar a las finanzas públicas para bajar impuestos, señala el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), y recomienda ir diseñando una reforma fiscal de fondo para el inicio de la siguiente administración federal.

"Habría que ver con mucha prudencia, cuál es la reacción de empresas en el mundo y en México, con respecto a llevar a cabo inversiones en Estados Unidos. Es muy probable que los efectos no sean significativos", señala en su análisis económico semanal.

Reconoce que podrían requerirse cambios en México, pero más allá de modificar las tasas impositivas, los ajustes deberían concentrarse principalmente en la calidad recaudatoria y en la asignación eficiente de los recursos.

Para el CEESP la tan mencionada reforma fiscal poco hará para motivar a las corporaciones a invertir ya que, éstas tienen gran cantidad de efectivo disponible, sólo que sus planes de inversión están a la espera de una demanda que los justifique y en ese sentido, los cambios fiscales aprobados en Estados Unidos no tienen ninguna orientación para aumentar la demanda, así que ese dinero disponible lo destinarán a invertir en acciones.

Cálculos de este centro de estudios señalan que las tesorerías de las corporaciones estadounidenses sobrepasa los 2.3 billones de dólares- equivalente a 1.5 veces los fondos que ahorrarían las empresas como resultado de la reforma fiscal durante 10 años, estimados en 1.5 billones de dólares.

"Esto quiere decir que las corporaciones no requieren dinero para invertir. Sus decisiones de inversión de estas corporaciones dependen esencialmente de la demanda que proyecten y que efectivamente se vaya dando, por lo que los ajustes fiscales poco harán al respecto", advierte.

Además, lo que en realidad bajó fue sólo la tasa nominal del Impuesto Sobre la Renta (ISR), se redujo del 35 al 21 por ciento, pero la tasa efectiva, que es la que pagan las empresas después de hacer todas sus deducciones sobre su utilidad contable, es mucho más alta del 21 por ciento, quedará entre 26 y 29 por ciento, antes de otras deducciones y de otros subsidios. Si se compara la tasa efectiva de México, aunque es complejo puesto que varía en función de cada sector, algunos estudios la ubican cerca del 12 por ciento y otros en 18 por ciento, lo que significa que sigue siendo competitiva en términos internacionales.

Si México quisiera una reforma espejo, no existe espacio fiscal para reducir los impuestos, solamente a costa de un incremento en el déficit público y cualquier modificación al régimen del ISR debería ser compensada por medidas que incrementen el ingreso exactamente en la misma proporción.

En este año electoral, no se llevará a cabo ningún cambio significativo en la política fiscal. Se podrán hacer ajustes mínimos en la ley de ingresos, pero nada que signifique una reducción importante de los ingresos del erario.

"En los siguientes meses, y con la nueva administración habrá posibilidades de diseñar una nueva reforma fiscal de fondo. No antes. Y en ese sentido vale la pena plantear un proceso de trabajo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), para ir platicando y diseñando una nueva reforma", puntualiza.

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