Economía

Realidad y percepción sobre México, en caminos dispares


 
Clara Zepeda Hurtado
 
El crecimiento económico y la percepción de nuestro país son 2 aspectos, por el momento, dispares.
 
México presenta fundamentales macroeconómicos sólidos que, ante la coyuntura internacional, son determinantes para el indicador de riesgo país.
 
Además, las reservas internacionales cubren 1.3 veces la deuda externa del sector público, lo que genera una buena percepción del país, aunado a una agenda de reformas que empieza a desahogar el Congreso.
 
Sin embargo, la tasa de crecimiento económico en 2013 será más baja que la del año anterior, al pronosticarse un avance de 3.5%.
 
En la encuesta del Banco de México de marzo sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, se prevé un crecimiento del PIB este año de 3.46%, menor al de 3.54% esperado en la consulta de febrero.
 
No obstante, las acciones del gobierno federal y de las agencias calificadoras son las que imponen el optimismo de que el crecimiento de la economía se encaminaría a tasas arriba de 4%.
 
Elogios
 
"Los inversionistas mexicanos experimentan, como en ningún otro momento, la intensidad del beneplácito con que los extranjeros ven al país.
 
"Continúan los elogios y se confirman las expectativas. La propuesta para la ley de telecomunicaciones reafirmó las intenciones reformistas del gobierno", afirmó Leonardo Armas, analista económico de Invex.
 
Todo esto causa una percepción positiva que ha generado un vuelco importante de flujos de inversión extranjera, sobre todo al mercado de deuda local, y también ha provocado una apreciación del peso frente al dólar de 4.1% en lo que va del año.
 
Esto, como resultado de que en un plazo de 12 a 18 meses se dé un incremento en la calificación de la deuda soberana y de que en el segundo semestre del año se aprueben las reformas fiscal y energética, lo que cambiaría significativamente el perfil de crecimiento de la economía mexicana para los próximos años.
 
Sin embargo, al inicio de este año los datos de crecimiento mostraron cierta debilidad, y conforme avanzó el primer trimestre empezó a darse una mejoría marginal.
 
Bank of America Merrill Lynch incrementó ayer su pronóstico de crecimiento del PIB de México de 2.8 a 2.9 para 2013, y de 3.5 a 4% para 2014.
 
De acuerdo con Carlos Capistrán, su economista en jefe para México, el país está pasando por un pequeño bache, pero se prevé que la actividad económica se recupere en el segundo semestre del año.
 
Invex estima que el crecimiento económico no será mayor a 3.5% en este año, pues el impacto que tendrá en México el menor dinamismo de la economía estadounidense se verá reflejado en el segundo trimestre.
 
Riesgos
 
De acuerdo con el equipo de Estudios Económicos de Banamex, la actividad productiva de México registra una desaceleración importante y temporal.
 
La economía mexicana terminó 2012 mostrando una cierta desaceleración en el cuarto trimestre, aunque para el conjunto del año el PIB avanzó 3.9%, la misma tasa de crecimiento que el año previo.
 
Es una buena cifra cuando se compara con los promedios de los últimos diez años o de las últimas tres décadas, menores a 3%, y cuando se toma en cuenta la desaceleración que mostraron la economía mundial y los países en desarrollo en 2012.
 
Banamex prevé que el PIB de México avanzará 3.6% en 2013. Los riesgos más visibles para su pronóstico provienen de que subestimen el impacto del ajuste fiscal en la economía de Estados Unidos, así como su efecto en México sobre las exportaciones, el turismo, la inversión extranjera directa y las remesas.
 
"En el ámbito interno, un riesgo a nuestro pronóstico es que subestimemos el alcance de los signos de desaceleración mencionados o sobreestimemos el efecto positivo del optimismo sobre el país, ligado en buena parte a la posibilidad de avances en las reformas estructurales durante el año", destacó Banamex.
 
La perspectiva positiva, debido al avance de las reformas estructurales, genera un incentivo para los inversionistas externos que se han dirigido a papeles de deuda, que a pesar de la baja en las tasas de interés mantienen su atractivo.
 
 

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