Economía

Que el gasto público genere productividad, clave para mantener estabilidad: CEESP

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado expone que es necesario que la estrategia de endeudamiento público esté alineada con los objetivos de crecimiento, creación de empleos y bienestar y una estructura del gasto en línea con estos objetivos, más inversión para incrementar la productividad.

Para mantener la estabilidad macroeconómica del país y sentar las bases de un crecimiento sano y sostenido de la economía, se deberá continuar con el proceso de reingeniería del gasto público para el mejor aprovechamiento de los recursos, ya que endeudarse a fin de elevar las inversiones e incrementar la productividad dibuja un escenario diferente a sólo elevar el gasto público a tasas superiores al crecimiento de la economía sin generar bienestar permanente, señala el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

"Es necesario que la estrategia de endeudamiento público esté alineada con los objetivos de crecimiento, creación de empleos y bienestar y una estructura del gasto en línea con estos objetivos, más inversión para incrementar la productividad, en particular en infraestructura y menos en gasto asistencial que no genera bienestar permanente", expone el reporte semanal del centro de estudios.

De acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica para el 2016, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público, (SHRFSP), al cierre del 2015 será equivalente a 46.9 por ciento, para elevarse a 47.8 por ciento en 2016y 2017 y retomar un modesto comportamiento a la baja que lo llevaría a niveles de 47.4 por ciento en 2018. A pesar de esta expectativa, la deuda del país habrá aumentado 9.7 puntos del PIB durante todo el sexenio, señala el organismo.


El Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló estimaciones que indican que al 2018 la deuda de México será equivalente al 51.8 por ciento del PIB, lo que habrá significado un incremento de 8.2 puntos del PIB en esta administración.

En este contexto, si la estrategia del gobierno de lograr que la mayor proporción de financiamiento provenga del mercado interno no se hace de manera ordenada, podría ser contraproducente para la estimulación de la actividad productiva del país, ya que podría generarse un efecto de crowding out, es decir, en el momento en el que el sector público obtenga más recursos del mercado interno para cubrir sus necesidades, los disponible para que el sector privado, empresas y familias puedan financiar sus actividades se reducirán de manera importante, con un consecuente aumento de las tasas de interés, de tal manera que podría limitarse la posibilidad de un mayor estímulo de la actividad productiva, del empleo, del consumo y del bienestar de las familias.

Si la deuda se canaliza a favor del crecimiento de la economía, es factible que su efecto negativo se reduzca significativamente; sin embargo, e precisamente la rapidez con la que ha crecido en los últimos años lo que genera cierta preocupación.

En los primeros tres años del sexenio, el SHRFSP creció a una tasa promedio anual de 10.6 por ciento, mientras que la economía solo tuvo un avance promedio de 2.5 por ciento, porcentaje que no refleja el abultado aumento de los recursos disponibles que ha tenido el sector público para satisfacer las necesidades de la población.

Por su parte, el costo financiero de la deuda también aumenta de manera importante, cifras de la SHCP muestran que de enero a septiembre de este año se incrementó 22.2 por ciento anual, el mayor avance para el mismo periodo desde 1999.

"La única manera de reducir los montos de la deuda como proporción del PIB, es que la deuda se incremente en menor proporción que el crecimiento del producto del país. En este contexto el déficit se debería reducir en el monto en el que se incrementen los ingresos, no elevar el gasto en la misma magnitud como se tiene previsto en el presupuesto de egresos para el 2016", puntualiza el CEESP.

También lee: