Economía

Persisten obstáculos a la competitividad: Pardinas


 
 
Isabel Becerril

El desabasto de gas, los altos precios en energía eléctrica, la inseguridad y la falta de capital humano calificado, se han constituido en los principales obstáculos que impiden que México avance en competitividad, aseveró Juan Pardinas Carpizo.
 
El director general del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) señaló que la administración del presidente Enrique Peña Nieto debe trabajar en la disminución de los riesgos y costos que representan generar prosperidad para el país, más allá de trazarse como objetivo que el país mejore en los índices internacionales de competitividad.
 
En entrevista con El Financiero, previa a la presentación del Índice de Competitividad Internacional 2013 del Imco, indicó que el país cuenta con certidumbre macroeconómica, pero las autoridades también deben garantizar la seguridad física y patrimonial de los inversionistas nacionales y extranjeros, así como de la sociedad en su conjunto.
 
Consideró que actualmente al gobierno se le presentan 3 grandes áreas de oportunidad en las que debe poner un gran énfasis: la disminución en los costos de energía; hacer más accesible el crédito bancario y mejorar el marco regulatorio del país.
 
Recordó que en el Índice de Competitividad Internacional del Imco en 2011, México ocupó el lugar 32 entre 46 países.
 
De acuerdo con el instituto, de 2007 a 2010, México permaneció estancado en la creación de un ambiente propicio para que las empresas aumentaran el potencial productivo y se mejorara el nivel de bienestar social.
 
La mejor posición que ha ocupado el país en el índice que realiza cada dos años el Imco fue en 2005, cuando logró situarse en el sitio 30 de los 46 países evaluados.
Pardinas Carpizo explicó que México mejorará en competitividad hasta que logre los consensos políticos necesarios para que sean aprobadas las reformas energética y fiscal.
 
Aceptó que esos cambios son indispensables para el país, no sólo para aumentar su competitividad, sino para mejorar el desarrollo económico y por ende el bienestar de la población.
 
Expresó que nuestra nación ya no debería preocuparse tanto por alcanzar o medirse siempre con los países que integran el bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica), "sino en trabajar para hacer lo mejor en que podamos en función de nosotros mismos".
 
"Sería realmente frustrante, si en el Congreso no es aprobada la reforma energética, porque la participación del sector privado no se permitiría en una industria estatal que requiere de muchos recursos para su modernización", advirtió.
 
Subrayó que la aprobación de la reforma energética será la más importante, porque se enviará a los inversionistas nacionales e internacionales la señal contundente de que en el país existe voluntad y capacidad de cambio para ajustar su marco institucional al sentido común y a la lógica de generar prosperidad y riqueza.
 
Prueba de fuego
 
Aceptó que la verdadera prueba que tendrán las fuerzas políticas del país en la segunda parte del año, es la de llegar a acuerdos para aprobar las reformas hacendaria y energética, porque es en las que más controversia existe, no sólo entre los partidos sino también en la sociedad.
 
–¿A México le faltan muchos aspectos por mejorar?
  
–Sí muchos; independientemente de los que hemos hablado como el del desabasto de gas y la inseguridad, está el de la formación de capital humano, porque de nada sirve contar con una reforma energética si no se tienen suficientes ingenieros con mano de obra muy calificada.
 
Hay que tener muy presente que ante el declive en la producción petrolera, México enfrentará una situación 'grave' en las finanzas públicas, ya que al dejar de ser un exportador de hidrocarburos en 2017, provocará tensiones políticas y de inestabilidad, porque "cómo se taparán los boquetes fiscales".
 
El Imco estimó que en 2017, el país puede dejar de ser exportador petrolero, lo que obliga a pensar no sólo al gobierno federal, sino también a los estados y municipios en cómo financiar 40 centavos de cada peso de gasto público que se obtiene de la riqueza del subsuelo.

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