A pesar de los escándalos políticos, INCRA, la Agencia Internacional de Calificación Crediticia sin Animo de Lucro, es optimista sobre el futuro de México y estima que en los próximos años el país mostrará un crecimiento acelerado propiciado por inversiones, exportaciones e ingresos petroleros. Derivado de la puntuación obtenida por México de 6.3 puntos en el análisis de las diferentes variables macroeconómicas y de políticas analizadas, la calificación bajo la escala de INCRA es A con perspectiva estable.
La metodología de INCRA es diferente a las que siguen las tres agencias calificadoras más importantes, se diferencia por incluir aspectos a futuro que reflejen a la sociedad, tales como prevención de corrupción, estado de derecho, separación de poderes, etc.
Para evaluar la deuda soberana, INCRA utiliza indicadores a futuro junto con los datos macroeconómicos tradicionales. Sus indicadores se caracterizan por ser cualitativos e incluyen las capacidades de gestión y reforma del gobierno, además de inversiones en educación e infraestructura.
"En México hay importantes programas de reformas económicas en marcha, resultado de la cooperación entre partidos políticos. La lista de las modificaciones propuesta en los años recientes es impactante. Sectores como educación, antimonopolios, energía, comunicaciones, trabajo y finanzas, han sido sometidos a reformas sustanciales", señala el reporte de la agencia.
Desarrollada por la Fundación Bertelsmann, tras la crisis del 2008 ante las fuertes críticas que recibieron las tres agencias calificadoras crediticias, INCRA se diferencia por incluir indicadores a futuro que reflejan el desarrollo socioeconómico de un país.
Así, en su evaluación sobre México, destaca que los resultados de las elecciones de junio pasado implican que los cambios continuarán y a pesar de la adopción de las reformas, advierte que la mayoría enfrenta un camino dificultoso hacia su implementación.
Respecto a los ingresos petroleros, en su evaluación INCRA señala que a medida que las compañías extranjeras empiecen a producir en 2016, la producción global se estima aumentará y se estabilizará en 3 millones de barriles por día en 2019. "Si ello no ocurre según lo planeado y los precios del petróleo permanecen bajos, serán necesarios nuevos ajustes futuros al gasto gubernamental.