La economía de México no se ha escapado de la sombra de una posible recesión en este año, ya que las expectativas sobre su crecimiento van a la baja y prevalece la incertidumbre sobre los posibles efectos del nuevo entorno comercial y político, señala Wells Fargo Securities.
Según sus estimados, el Producto Interno Bruto (PIB) de México sufrirá una contracción de 1.0 por ciento en 2017, tras el crecimiento de 2.3 por ciento que tuvo en 2016, para luego recuperarse a un crecimiento de 1.6 por ciento en 2018.
"Seguimos preocupados por el crecimiento de México este año debido a la actual situación política, tanto al norte como al sur de la frontera con Estados Unidos y los posibles efectos que este nuevo entorno puede seguir teniendo en la moneda, la inflación y el futuro. Todavía pronosticamos una leve recesión este año", señala el grupo de economía de Wells Fargo Securities en el informe 'Global Chartbook' de marzo de 2017.
Aunque lento, el crecimiento de la economía de México ha estado soportado en los últimos trimestres por el sector servicios en el que se advierte una desaceleración en los próximos trimestres, de acuerdo con el grupo.
Los malos resultados del sector industrial han pesado sobre la economía y se redujo 0.4 por ciento durante el año pasado, mientras que la manufactura se mantuvo plana y el sector primario, agropecuario, se contrajo.
En cuanto a la paridad cambiaria, señala que el peso ha tocado mínimos de todos los tiempos desde la victoria electoral de Donald Trump, aunque (la moneda mexicana) se ha recuperado apoyada en el aumento de las tasas de interés por parte del Banco de México llevándolas a 6.25 por ciento en febrero para apoyar a la moneda.
Wells Fargo Securities no es el único en identificar al factor político como otra fuente de incertidumbre con peso en la economía de México.
Según Scotiabank en su comentario de esta semana, entre los factores de riesgo a monitorear incluye a las elecciones este verano en el Estado de México y las Presidenciales en 2018, el inicio de las renegociaciones del TLCAN, así como el paso que siga el Banco de México a las acciones de su contraparte en Estados Unidos, la Reserva Federal.
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