Economía

Guía básica del 'Brexit duro' de Theresa May

Esta semana la premier británica dio el 'trompetazo de salida' para abandonar la Unión Europea. Sus planes consisten en abandonar el mercado único y devolver los poderes legislativos a los políticos y jueces británicos.

La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, se ha mostrado firme en su apuesta por un 'Brexit duro'.

Sus planes consisten en abandonar el mercado único, dejar de enviar grandes sumas de dinero a Bruselas, frenar la inmigración y devolver los poderes legislativos a los políticos y jueces británicos.

En su esperado discurso acerca de cómo quiere retirar al Reino Unido de la Unión Europea (UE), May ha interpretado la ajustada votación de junio como un toque de trompeta para el cambio.

En lugar de la pertenencia a la UE, que ha evolucionado a lo largo de cuatro décadas, la premier británica reveló el martes a una audiencia de diplomáticos europeos en Londres que quiere personalizar la unión aduanera y llegar a un "atrevido y ambicioso" nuevo acuerdo de comercio con el bloque.

Su acuerdo ideal permitiría un comercio libre y sin aranceles entre Reino Unido y la UE, a la vez que le daría la libertad de alcanzar nuevos pactos con otros países.

La banca con sede en Londres podría seguir proporcionando sus servicios en todo el continente con facilidad y conseguir tiempo para ajustarse a la nueva situación.

El discurso ha disipado los recientes rumores de que la dirigente debería ser apodada 'Theresa Maybe' (un juego de palabras entre su apellido y la palabra inglesa "maybe", que significa quizás) por ser demasiado cautelosa para actuar.

Tras una caída anticipada a causa de las preocupaciones acerca de sus planes, la libra ha disfrutado de su mayor subida frente al dólar desde 2008 al existir la garantía de una votación en el Parlamento.

El objetivo de May es lograr todos estos puntos en los dos años convenidos para las conversaciones sobre el divorcio, a pesar del escepticismo derivado de que cualquier pacto de comercio necesitaría de la firma de los 27 miembros de la UE.

El fracaso a la hora de conseguir lo que quiere significaría sacar a Reino Unido de Europa "sin ningún acuerdo", ha declarado.

"Uno esperaría que una estrategia de negociación exitosa tuviese objetivos ambiciosos y una posición de repliegue creíble", ha opinado Malcolm Barr, economista en JPMorgan Chase & Co.

"Sin duda, May tiene la primera condición, pero dudamos de que tenga la segunda".

Para aquellos en Europa que palidecen ante tales ambiciones, May ha dicho que adherirse a su modelo sería "económicamente racional" para ellos, ya que Reino Unido es "un mercado de exportaciones crucial, rentable", para sus compañías.

Ha advertido a quienes quieran castigar a Reino Unido por su decisión de abandonar la UE que estarían cometiendo "un desastroso daño autoinfligido".

Un enfoque tan duro implica riesgos. Casi con seguridad detonará una batalla entre la dirigente y los legisladores pro europeos del país, que están preocupados de que pueda destrozar la economía.

May ha intentado desviar sus ataques prometiendo un voto parlamentario sobre el acuerdo final.

La forma del acuerdo final no dependerá, en última instancia, de May. Serán las perspectivas del resto de los estados miembro de la UE, moldeadas por su negociador jefe Michel Barnier, las que resultarán decisivas.

Los funcionarios de la UE han recibido bien la nueva transparencia de May, si bien han reiterado sus posturas de que no entrarán formalmente en las negociaciones antes de que May exprese formalmente que quiere salir y de que Reino Unido no podrá disfrutar de las ventajas completas de la pertenencia a la UE sin aceptar las responsabilidades.

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