Economía

Estados Unidos mantiene una fuerte adicción a la deuda


 
Esteban Rojas H.

En 2013, la deuda de los Estados Unidos superará por segundo año consecutivo el tamaño de su economía, al ascender a un saldo sin precedente de 16.15 billones de dólares al cierre del año fiscal terminado el pasado septiembre, de acuerdo con datos publicados por el Departamento del Tesoro.

La adicción a la deuda de los Estados Unidos se mantendrá elevada en tanto no se logre elaborar una política creíble que permita equilibrar sus finanzas públicas.

El déficit fiscal estadounidense ha pasado de un pico de 12.9 por ciento con respecto al Producto Interno Bruto (PIB) en 2009 a un estimado por el Fondo Monetario Internacional para este año de 5.8 por ciento, por arriba todavía del promedio para las económicas desarrolladas de 4.5 por ciento.

La brecha entre los ingresos y los egresos estimada para los próximos años en Estados Unidos puede hacer que la relación deuda a PIB pueda superar incluso el 110 por ciento.

No todo es negativo, hay algunas señales alentadoras de que se pueda llevar a cabo un aterrizaje suave en materia de deuda en el principal socio comercial de México, pero que todavía pueden resultar insuficientes.

Al cierre del año fiscal del 2013, el flujo de endeudamiento ascendió a 671 mil 940 millones de dólares, muy por debajo del promedio de más de un billón registrado en los cincos años anteriores. Esto muestra que se está en el camino correcto, pero que de no tomarse medidas adicionales se puede volver a caer en una aceleración en dichos flujos de apalancamiento.

En una buena parte, la principal economía del mundo sigue sustentando su crecimiento económico en un mayor endeudamiento, que al final puede conducir a una situación similar a la ocurrida en algunos países europeos, de la cual les está costando muchos sacrificios poder salir.

La estrategia seguida por los Estados Unidos contradice postulados aplicados para países emergentes en situaciones similares, debido fundamentalmente a que es demasiado grande para poder dejar que quiebre.

Organismos como el FMI han sido enfáticos en señalar que los Estados Unidos deben aplicar una política gradualista en el ajuste de sus finanzas públicas y del retiro de sus estímulos económicos con el propósito de evitar caer en una nueva recesión, la cual se podría extender al resto del mundo.

No deja de llamar la atención que en el caso de los Estados Unidos se vea como un signo positivo la necesidad de la aprobación del techo de endeudamiento, con el pretexto de evitar una moratoria de pagos que, efectivamente, tendría no solamente consecuencias para ese país, sino también para el resto del mundo.

Lo paradójico del caso es que la atención está solamente centrada en la elevación del techo de endeudamiento, que asciende actualmente de 16.7 billones de dólares, dejando de lado la petición de la presentación de una estrategia para reducir la brecha entre los ingresos y los gastos que pueda garantizar primero limitar el crecimiento de la deuda, para posteriormente reducirlo, como ha ocurrido con otros países.
 

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