Las diferencias en el ritmo de crecimiento entre entidades federativas evidencia la necesidad de políticas económicas específicas a nivel estatal e incluso municipal para elevar el atractivo de inversión, señala el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Para incentivar la inversión, como principal insumo del crecimiento y de la generación de empleo, se requieren políticas locales que estimulen la actividad productiva y generen un mejor entorno de negocios como elevar la oferta de financiamiento, mejorar la regulación y el uso de los impuestos.
Campeche y Tabasco destacan entre las entidades con menor actividad económica. Según el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE), en el cuarto trimestre del año estos fueron los que tuvieron el peor desempeño al reportar caídas de 10.7 y 8.6 por ciento, en el mismo orden. En cambio, los de mayor dinamismo fueron Michoacán y Aguascalientes, que reportaron avances de 10.0 y 8.7 por ciento, respectivamente.
Esta situación se relaciona en buena medida con el efecto de la caída de la producción petrolera en estas dos entidades, por ser su principal soporte de la actividad económica. Datos hasta el 2015 indican que para Campeche, la minería petrolera representó 79.3 por ciento del PIB estatal, en tanto que para Tabasco la participación fue de 59.1 por ciento.
En su análisis semanal, el centro de estudios identifica, entre los factores que contribuyen a la disparidad en el desarrollo económico de los diferentes estados del país, a las variaciones en la oferta de financiamiento para estimular la inversión.
En Campeche, la falta de financiamiento es uno de los principales obstáculos que agudizó su escasez. De acuerdo con los datos del Banco de México, el saldo del crédito de la banca comercial, al cierre del primer trimestre del presente año dirigido a esta entidad, registró una caída anual en términos reales de 13.9 por ciento, acumulando tres trimestres con variaciones negativas.
Otro aspecto que a nivel estatal debe cuidarse es la regulación para estimular la actividad productiva. Cuando se trata de legislaciones estatales o municipales hay obstáculos para instalar nuevos negocios y estimular la permanencia de los que ya están constituidos y operando.
Asimismo, las políticas fiscales estatales y municipales se han convertido simplemente en fuentes recaudatorias, en detrimento de la actividad productiva del estado y por supuesto en contra del crecimiento, la inversión y, por supuesto, el bienestar de las familias.
La base del fortalecimiento de cada estado radica en políticas públicas, que en conjunción con las federales, tengan el objetivo de estimular la actividad de las empresas mediante un buen entorno de negocios y el bienestar de las familias.