En el panorama sombrío que se instaló en los yacimientos de hidrocarburos no convencionales de Estados Unidos en los últimos dos años, hay un punto luminoso. Las arenas son una herramienta muy superior en la fracturación hidráulica de lo que habían supuesto las perforadoras, que han descubierto que, cuanto mayor es la cantidad de arena que vuelcan a los pozos horizontales más petróleo extraen.
El mensaje de las perforadoras es "más arena, más, más", dijo Sean Meakim, un analista de servicios petroleros de JPMorgan Chase & Co. "Todas las cifras suben, y lo hacen de forma drástica".
El uso de arena por pozo se duplicó desde 2011 y trepó casi 3.6 millones de kilos, según la consultora IHS Inc. Es ese crecimiento lo que ha hecho subir los precios de las acciones de las cuatro mineras de arena del país que cotizan en bolsa, que han tenido este año un alza de más de 90 por ciento.
Es cierto que el uso total de arena en la industria del fracking sigue estando por debajo del pico de 2014 –después de todo, más de las tres cuartas partes de las torres de perforación de los Estados Unidos se han mantenido ociosas desde la caída de los precios del petróleo-, pero los incrementos por pozo llevan a analistas e inversores a apostar que el sector de arena volverá a vivir un auge en cuanto la actividad de fracturación hidráulica comience a aumentar un poco.
Ese momento podría parecer remoto en tanto los precios del crudo vuelven a declinar, pero Schlumberger y Halliburton creen que la industria ya tocó fondo.
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