Economía

El placer de tomar café cuesta caro en Estados Unidos

Aunque todo indica que el precio del aromático aumentará, esto no representa ningún conflicto para las cafeterías y consumidores estadounidenses, ya que afirman estar dispuestos a pagar el incremento con tal de seguir bebiendo café.

"No bebo ni vino ni alcohol", dijo Cappelli, de 52 años, después de comprar un café por 3.25 dólares en Blue Bottle Coffee en el Ferry Building de San Francisco, a la sombra del Puente de la Bahía. "El café es uno de los placeres de mi vida. Lo pagaría el doble".

Los precios todavía no subirán tanto, pero la presión es cada vez más fuerte sobre el sector cafetero estadounidense que mueve 80 mil millones de dólares en tanto el costo de los granos de arábica utilizados en las bebidas de alta gama aumenta en forma vertiginosa.

Los futuros en Nueva York treparon 86 por ciento este año, hasta 2 mil 55 dólares la libra. Para mayo, es posible que alcancen 3 dólares, el nivel más alto desde 2011, dijo Judy Ganes-Chase, consultora del sector en la Ciudad de Panamá, Panamá, que analiza el mercado desde hace tres decenios.

Arábica se encamina hacia su mayor recuperación para el inicio de un año, por lo menos en cuatro decenios después de que la sequía afectó los cultivos en Brasil, el máximo productor mundial. A la larga, esto significará costos más altos de los granos para Keurig Green Mountain Inc. y J.M. Smucker Co., fabricante de Folgers, la marca estadounidense más vendida.

Por ahora, vendedores como Starbucks Corp., la cadena más grande de cafés, dicen que no tienen apuro en aumentar los precios. Muchos mantienen reservas de granos más baratos anteriores a la recuperación. Aunque comenzaran a cobrar más, la historia demuestra que eso no es un factor de disuasión para los consumidores estadounidenses, los mayores consumidores.

"Lo necesito –es como una droga", dijo Lindsay Cooper parada en la cola para comprar su taza de la mañana en Philz Coffee en Mission Bay, cerca del AT&T Park, el estadio de béisbol de los San Francisco Giants. "Siento que estoy exponiendo un secreto hondo y oscuro. ¿Existe alguna especie de rehabilitación del café? En ese caso, espero que la mía tenga café".

GASTAR MÁS

En 2011, cuando los futuros se duplicaron en 12 meses hasta un máximo en 14 años de 3 mil 89 dólares y minoristas como Smucker y Kraft Foods Group Inc. elevaron los precios, el consumo estadounidense de todos modos creció 1.2 por ciento respecto de 2010, hasta 2 mil 916 millones de libras, según la Organización Internacional del Café en Londres.

En la última década, en tanto la demanda local creció 44 por ciento hasta 100 mil 300 millones de tazas el año pasado, el gasto aumentó aún más, un 135 por ciento, muestran datos recopilados por la firma investigador StudyLogic con sede en Cedarhurst, Nueva York.

"En el café, la elasticidad de la demanda por bajo precio es muy baja", dijo Paul Christopher, estratego internacional principal en Wells Fargo Advisors de St. Louis, que tiene a su cargo 1.4 billones de dólares. "¿Quienes disfrutan del café regularmente lo reemplazarían por té o gaseosa si suben los precios? La respuesta es 'No'".

Los estadounidenses beben una de cada cuatro tazas a nivel global, 9.5 por ciento más que Brasil, el número dos, y dos veces y media más que la cantidad consumida en Alemania, muestran datos de ICO.

Aproximadamente 32 por ciento de la demanda estadounidense es fuera del hogar, en restaurantes, incluidos McDonald's Corp., cafés como Tim Hortons Inc. y en el trabajo, en comparación con un 21 por ciento en 2004, estima StudyLogic.

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