Esteban Rojas H
El avance del peso se extendió todavía bajo los efectos del cambio en la perspectiva de la calificación soberana de nuestro país, lo que de darse, implicaría una mejor combinación de riesgo con rendimiento, situación que ayudaría a la competitividad para seguir atrayendo flujos de capital al mercado de deuda nacional.
El dólar se desplomó a un nivel no visto desde principios de septiembre del 2011, al cerrar el miércoles en 12.4219 unidades a la venta, lo que implicó para el peso una ganancia de 2.25 centavos, semejante a 0.18%.
La moneda nacional hiló un avance de cuatro sesiones, en donde ha acumulado una apreciación de 2.68%. Esta racha ganadora es la mejor desde la terminada el 27 de julio del 2012.
En lo interno, el peso se vio beneficiado por la posibilidad de una mejora en la calificación soberana que, en caso de cristalizarse, mantendría a nuestro país como uno de los principales imanes para atraer capitales del exterior. En lo externo, el peso se vio beneficiado de un dato favorable publicado en el principal socio comercial de nuestro país.
Las ventas minoristas de Estados Unidos registraron un aumento de 1.1% en el pasado febrero, la mayor variación desde septiembre del 2012.
El tipo de cambio presenta un soporte relativamente sólido en 12.28 pesos, en el mercado de mayoreo.
La fortaleza del peso, de extenderse, debería de prender los focos amarillos para la autoridad cambiaria, sobre todo porque puede contribuir a profundizar algunas señales de desaceleración en la economía mexicana.
La Comisión de Cambios debería de evaluar volver a aplicar el mecanismo de la venta de opciones de dólares, con el propósito de contribuir a regular la oferta del billete verde.
La aplicación de dicho mecanismo, como ha sido en el pasado, ni implicaría modificar el actual régimen de libre flotación.
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