Los diamantes en bruto permitieron a Abdoul Raouf casarse con tres mujeres y pagar la escuela de sus nueve hijos. Ahora que su ciudad del oeste de la República Centroafricana puede volver a exportar legalmente las gemas a los mercados mundiales, sus vecinos esperan tener la misma suerte.
"Los diamantes son mi vida", dijo Raouf, que comercializa las piedras compradas a los mineros artesanales de la ciudad de Gamboula, cerca de la frontera con Camerún y a 10 horas en coche de la capital, Bangui. "Gracias a los diamantes puedo hacerme cargo de mi familia".
Gamboula es una de las cinco áreas del oeste que pueden volver a comerciar libremente diamantes después de la gradual flexibilización de una prohibición de exportación impuesta hace tres años.
Si bien han estallado combates en el sudeste, obligando a decenas de miles de personas a huir, la prefectura de Mambere-Kadei occidental ha aceptado una paz tentativa, permitiendo a los residentes regresar a las minas de diamantes.
El Gobierno calcula que por lo menos el 20 por ciento de la población del oeste, o cerca de 60 mil personas, obtienen ingresos de la minería de diamantes.
No es raro ver a los niños faltar a la escuela para acompañar a sus padres y ayudarlos a tamizar la grava en busca de las piedras preciosas.
"El levantamiento parcial del embargo ha sido muy importante para el Gobierno, permitiéndonos recaudar impuestos y fortalecer las arcas estatales", dijo el ministro de Minería Leopold Mboli-Fatrane en una entrevista en Bangui.
En mayo de 2013, varios meses después de que una alianza de insurgentes musulmanes tomase el poder, la República Centroafricana fue suspendida del Proceso de Kimberley, un grupo internacional que representa a la industria, la sociedad civil y los gobiernos y que busca detener la venta de los diamantes de las zonas de guerra.
Eso significaba que el país ya no podía exportar las gemas, aun cuando las casas compradoras podían comprarlas y almacenarlas localmente.
Hasta el embargo, los diamantes eran el principal producto de exportación del país, con una capacidad de producción anual estimada de 840 mil quilates, según la organización.
Los Emiratos Árabes Unidos son un comprador importante.
Conforme los combates se iban deteniendo en el oeste, el Proceso de Kimberley propuso el año pasado un levantamiento parcial de la suspensión general para permitir las exportaciones de diamantes de las llamadas zonas verdes, manteniendo al mismo tiempo la prohibición en vigor en las regiones donde continúan los combates y es probable que los diamantes caigan en manos de las milicias.
La primera ciudad en comenzar a comerciar internacionalmente de nuevo fue Berberati, en la prefectura de Mambere-Kadei, en mayo de 2016.
Mambere-Kadei posee uno de los dos principales sistemas fluviales de la República Centroafricana que en conjunto tienen un estimado de 39 millones de quilates en reservas de diamantes, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos.
"Continuaremos colaborando para que las exportaciones de diamantes puedan reanudarse en todo el país. Ésa es nuestra esperanza", dijo el ministro de Minería, Mboli-Fatrane.
El Gobierno también redujo el costo de una licencia para los colectores de diamantes en más del 30 por ciento a 680 mil francos CFA (mil 200 dólares).
Mientras que Raouf, que es musulmán, dijo que los grupos armados han dejado Gamboula y que las comunidades de diferentes creencias religiosas se llevan bien, las Naciones Unidas advirtieron el 18 de julio que otras partes del país están destrozadas por la violencia a una escala no vista desde 2014.
Las ciudades del sureste han sido testigos de un recrudecimiento de los conflictos, con violaciones, secuestros y violencia contra los niños, lo que llevó a unas 60 mil personas a buscar refugio en la vecina República Democrática del Congo.
Mientras que los grupos armados en el país no estén controlados, es probable que el levantamiento parcial de la prohibición de las exportaciones estimule el contrabando, ya que los diamantes "legales" del oeste pueden mezclarse fácilmente con gemas de otros lugares, dijo Global Witness en un reporte en junio, citando pruebas de los comerciantes que venden a través de Facebook y WhatsApp.
"Los contrabandistas y los comerciantes están prosperando en el mercado negro paralelo", dijo el grupo de defensa de Londres.
"Los violentos grupos armados que todavía controlan grandes áreas ricas en diamantes en el este, y los hombres que mantienen influencia en partes del oeste, todavía pueden beneficiarse de diamantes que llegan a los mercados internacionales con facilidad".
Mboli-Fatrane dijo que el gobierno no está de acuerdo con las acusaciones del grupo y considera que levantar el embargo es la mejor manera de combatir el contrabando.
La República Centroafricana está en el fondo de la lista de 188 países del Índice de Desarrollo Humano de la ONU de 2016, que mide indicadores como la desigualdad de ingresos y la esperanza de vida.
El conflicto ha obligado a un millón de personas a huir de sus hogares, mientras que cerca de la mitad de la población de 5.5 millones necesita ayuda humanitaria, según el Consejo Noruego de Refugiados.
Muchos mineros artesanales de la relativamente tranquila región occidental aún cruzan la frontera con el vecino Camerún para vender sus piedras, dijo el coleccionista Raouf.
"Mi deseo es que obtengamos más oficinas locales de compra en el área para que aquí haya menos contrabando".