El débil crecimiento de los mercados emergentes pesará este 2016 sobre el desempeño de la economía global e incrementa los riesgos de mayores turbulencias financieras, advirtió el Grupo del Banco Mundial; sin embargo, sus expectativas indican un repunte en el Producto Interno Bruto (PIB), mundial de 2.9 por ciento, ligeramente superior al 2.4 por ciento de 2015, debido a la mayor velocidad que ganarán las economías avanzadas.
"Hay una mayor divergencia de desempeño entre las economías emergentes. En comparación con lo que ocurría hace seis meses, se han incrementado los riesgos, en particular los vinculados a la posibilidad de una desaceleración desordenada en una economía emergente de importancia", dijo Kaushik Basu, vicepresidente y economista en jefe del Grupo Banco Mundial en el Informe Perspectivas Económicas Mundiales 2016 y advierte que la combinación de políticas fiscales y medidas adoptadas por los bancos centrales ayudaría a mitigar esos riesgos y respaldar el crecimiento.
Si bien es poco probable que se produzca, una desaceleración más rápida que la prevista en las grandes economías emergentes podría tener repercusiones mundiales. Entre los riesgos también se advierte una posible tensión financiera durante el ciclo restrictivo iniciado por la Reserva Federal estadounidense y las crecientes tensiones geopolíticas.
El pronóstico para las economías en desarrollo es un crecimiento de 4.8 por ciento en 2016, menos de lo que se había previsto anteriormente, pero más del 4.3 por ciento registrado en año que acaba de terminar. Las proyecciones indican que el crecimiento se desacelerará aún más en China con un crecimiento de 6.7 por ciento, comparado con 6.9 en 2015; mientras que Rusia y Brasil seguirán en recesión en 2016. La región de Asia meridional, encabezada por la India, presenta un panorama esperanzador. El Acuerdo de Asociación Transpacífico, negociado recientemente, podría dar un fuerte y bienvenido impulso al comercio.
La debilidad simultánea en la mayoría de los grandes mercados emergentes también es una preocupación para alcanzar las metas de reducción de pobreza y compartir la prosperidad. Los efectos colaterales limitarán el crecimiento de los países en desarrollo y representan una amenaza para lo ganado duramente en favor de la reducción de la pobreza.
"Más del 40 por ciento de los pobres del mundo viven en los países en desarrollo por lo que éstos deben centrarse en aumentar la resiliencia ante un entorno económico más débil y protegiendo a los más vulnerables. Los beneficios de las reformas a las condiciones de gobernabilidad y de negocios son potencialmente grandes y podrían ayudar a contrarrestar los efectos de un crecimiento lento en las economías más grandes", dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim en el reporte.
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