Economía

Cuatro factores para que Pemex no vaya por gas shale

Sergio Meana

Declinación acelerada de la producción, baja productividad por pozo, requerimientos crecientes de inversión y niveles cuestionables de reservas de gas son los cuatro factores que cada vez ponen mayor presión en la viabilidad económica del gas shale, de acuerdo con estudios internacionales y expertos en el tema.
 

El factor de recuperación en los cinco principales yacimientos de gas shale en Estados Unidos es de 6.5 por ciento, que contrasta con eficiencias de recuperación de 75 a 80 por ciento en yacimientos convencionales, de acuerdo con un estudio reciente del Oil and Gas Journal.
 
Además, la firma Ernst and Young identificó que en 2011 las inversiones en shale en Estados Unidos aumentaron alrededor de 20 por ciento, mientras que la producción sólo lo hizo en un 13 por ciento.
 
José Pablo Rinkenbach, director general de Ainda Consultores, empresa dedicada a la consultoría de modelos de negocio en el sector energético, aseguró que son muy cuestionables los esquemas utilizados en esta industria de recursos no convencionales.
 
"La realidad es que el modelo de negocio del shale gas a largo plazo sería insostenible porque se trata de estar perforando pozos casi de manera perpetua para mantener un nivel de producción estable", indicó Rinkenbach.
 
En términos económicos se trata de una industria con rendimientos marginales decrecientes, lo que significa que se necesita invertir cada día más para recibir menos, agregó el especialista.
 
La perforación de un pozo de gas shale en promedio cuesta siete millones de dólares y produce 600 barriles diarios de petróleo y gas equivalente durante su primer año, pero la tasa de declinación es de 40 por ciento anual, de acuerdo con Bernstein Research.
 
Por lo tanto, añadir mil barriles diarios a la producción costaría 11.7 millones de dólares, por lo que un yacimiento de lutitas con una producción adicional de 100 mil barriles diarios necesitaría de una inversión cercana a los 500 millones de dólares al año sólo para mantener la producción inicial.
 
Estas inversiones, más el hecho de que se han sobreestimado las reservas de gas de lutitas o esquito ha ocasionado que en algunos países los proyectos sean abandonados.

Por ejemplo en Polonia, el país europeo con mayores reservas de gas shale, se estimaron un total de 187 billones de pies cúbicos de reservas de gas en 2011, según la Agencia de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
 
Sin embargo, las autoridades polacas representadas en el Instituto Polaco de Geología en 2012 restablecieron dichas reservas a un rango de entre de 12.2 y 27.1 billones de pies cúbicos, que en promedio significa sólo 11 por ciento de las cifras iniciales.
 
México fue catalogado como el sexto país con mayores reservas del mundo por la misma EIA en 2011 y dicho potencial localizado en su mayoría en la cuenca de Burgos en la frontera con Estados Unidos ha sido utilizado por la Secretaría de Energía (Sener) como uno de los principales atractivos para una reforma energética.
 
Sin embargo en la Estrategia Nacional de Energía 2013-2027 en el escenario más favorable sólo se estima el desarrollo de un yacimiento con la posibilidad de dos, que tienen un potencial 78 y 33 por ciento menor al que utilizó la EIA para poner al país en cuatro lugar.
 

 
 
 
 

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