Los bancos de Europa tratan de determinar cómo proporcionar sus servicios a los solicitantes de asilo al tiempo de que se aseguran de atenerse a las estrictas reglas que impiden el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.
Al obligar a los bancos a verificar la identidad de sus clientes, a los refugiados se les haría más difícil abrir una cuenta bancaria sin un documento de identidad válido. Sin una cuenta bancaria, no es fácil cobrar un salario.
El problema es particularmente agudo en Suecia, donde se concentra gran cantidad de migrantes que huyen de conflictos en Siria, Afganistán y otros lugares de Medio Oriente.
En 2015, unos 163 mil migrantes llegaron a Suecia atraídos por las generosas leyes de asilo y un sistema eficiente de bienestar social. Sin embargo, menos de 500 de quienes esperaban que se les concediera la categoría de refugiados ese año había encontrado empleo.
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