Economía

Brasil sube tasas de interés para frenar inflación


Reuters
 
Brasilia .- Brasil subió el miércoles sus tasas de interés por primera vez en casi dos años, intensificando su batalla contra una creciente alza de precios que amenaza con frenar la débil recuperación de la mayor economía de América Latina.
 
El Banco Central subió su tasa referencial Selic a 7.50% desde un mínimo histórico de 7.25%.
 
La decisión llega después de una ola de descontento popular ante un rápido aumento de los precios de los alimentos básicos y crecientes temores políticos de cara a la elección presidencial del 2014, a medida que Brasil avanza hacia un tercer año consecutivo de modesto crecimiento.
 
El Banco Central dijo que la elevada inflación y alzas generalizadas de precios requerían de una respuesta de política monetaria.
 
"El Comité considera que el elevado nivel de inflación y la dispersión de los incrementos de precios, entre otros factores, contribuyen a que la inflación muestre resistencia y se requiere de una respuesta de política monetaria", dijo el banco en su comunicado.
 
Dijo también que las incertidumbres domésticas y principalmente internacionales "rodean el futuro panorama para la inflación, sugiriendo que la política monetaria debería ser manejada con cautela", agregó.
 
Veintiséis de los 58 economistas consultados por Reuters habían pronosticado correctamente que el Banco Central subiría la tasa en 25 puntos básicos. Operadores del mercado apostaban en cambio por un aumento más agresivo de 50 puntos básicos.
 
La decisión del comité de política monetaria del banco, conocido como Copom, no fue unánime, ya que dos de sus ocho miembros votaron por mantener las tasas estables. Fue la primera alza desde julio del 2011.
 
Los aumentos de precios en meses recientes se aceleraron tanto que la inflación anualizada de 6.59% en marzo perforó el techo de la meta oficial. El creciente costo de los alimentos y otros productos básicos causaron descontento popular en un país que sufrió la hiperinflación hace un par de décadas.
 
La inflación está también complicando el panorama político para la presidenta Dilma Rousseff, que aunque no logre un fuerte crecimiento económico apuesta al menos a la estabilidad para reelegirse en los comicios del próximo año.
 
Aunque Rousseff goza todavía de altos niveles de aprobación, los analistas políticos dicen que continuas alzas de precios u otro tipo de volatilidad económica podrían erosionar rápidamente su caudal electoral.
 
El presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, enfrenta una decisión complicada. Aunque un alza de las tasas de interés debería contener la inflación, debe mantenerlas a un nivel que estimule el crecimiento de la estancada economía.
 
La alta inflación ya empezó a golpear la economía real en un país donde las administraciones de Rousseff y su predecesor, el ex presidente Luiz Inácio Lula de Silva, combinaron políticas sociales con un crecimiento sostenido.
 
Pero el boom económico de la última década perdió fuerza desde mediados del 2011 y una serie de agresivas medidas de estímulo están ahora amenazadas por la inflación. Las ventas minoristas cayeron sorpresivamente en febrero, a medida que los brasileños eliminaron algunos alimentos de su lista de compras y los funcionarios temen que la inflación pueda ahuyentar futuras inversiones.
 
El símbolo de las recientes preocupaciones es el tomate.
 
Los precios del tomate aumentaron más de 120 por ciento en un año, convirtiendo al vegetal en tapa de las revistas y diarios que critican al Gobierno por no contener la inflación. En algunas partes de Brasil, un kilo de tomates cuesta más que un kilo de carne.
 
¿Ciclo corto?
 
Rousseff ha buscado aliviar la inflación por medios diferentes a las tasas de interés, como la eliminación de impuestos federales sobre los alimentos básicos y una reducción de las tarifas eléctricas. También prometió atraer miles de millones de dólares para solucionar los cuellos de botella logísticos que elevan los costos de producción en Brasil.
 
Pero al mismo tiempo, su Gobierno continuó gastando fuertemente e incluso aflojó las reglas fiscales usadas para calcular las metas fiscales. Al fortalecer la demanda en una economía donde el Gobierno juega un papel desproporcionalmente grande desde la compra hasta el crédito, el gasto contribuye a elevar los precios.
 
Por eso, la responsabilidad de combatir la inflación recae principalmente sobre el Banco Central.
 
Rousseff ha dicho que cualquier nuevo ciclo de aumento de tasas sería menos dramático que en el pasado. Hace apenas una década, era necesaria una tasa de referencia superior al 26 por ciento, la más elevada para una economía grande, para mantener los precios a raya.
 
Tombini ha reconocido que futuros ciclos monetarios serán más cortos, porque la economía brasileña es ahora menos volátil. Y con un crecimiento de apenas un 2.6% en el 2013, según algunos economistas, el banco debería mantener las tasas lo más bajas posible para seguir intentando una recuperación.
 
La mayoría de los economistas prevé que el Banco Central interrumpa los ajustes cuando la tasa Selic llegue a 8.50% este año, según una encuesta publicada el lunes por el banco. De ser así, sería uno de los ciclos más cortos desde que la Selic fue creada en 1999.

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