CIUDAD DE MÉXICO.- El apetito por los bonos verdes se expande más allá de los inversionistas de nicho debido a los beneficios económicos y sociales que se combinan en los proyectos de energías limpias y derivan en un producto atractivo de inversión.
Las emisiones globales de estos bonos, a veces llamados Bonos Climáticos, se incrementaron más de cinco veces en 2013 a un total de 11 mil 200 millones de dólares y se proyecta que en el presente año alcancen los 20 mil millones de dólares.
Estos instrumentos se han convertido en un vehículo de financiamiento de proyectos de energías limpias, tránsito masivo y otros de bajas emisiones de carbón, que pueden ayudar a los países a adaptarse y mitigar el cambio climático, mientras otorgan a los inversionistas crédito de alta calidad y oportunidades de inversión en renta fija con un impacto positivo. Se trata de un mercado joven pero con fuerte potencial, describe el Banco Mundial.
De acuerdo con la firma Dealogic, en 2013 se registraron 29 acuerdos valorados en 11 mil 200 millones de dólares y datos de Deutsche Bank, señalan que a marzo de este 2014 se han emitido bonos verdes por más de 4 mil 500 millones de dólares, en comparación con 11 mil millones en 2013 y 2 mil millones en 2012.
"Los bonos verdes crean un nuevo flujo para financiar desarrollo bajo en carbón. Lo que es crucial. Pero hacen más, tienen el potencial de mover el apoyo financiero en una dirección más limpia, lejos de inversiones tradicionales en combustibles fósiles y dentro de proyectos que construirán nuestro futuro bajo en carbón", ha comentado la vicepresidente y Enviada Especial para Cambio Climático del Grupo del Banco Mundial, Rachel Kyte.
En el pasado foro del World Economic Forum en Davos, el presidente del organismo, Jim Yong Kim, hizo un llamado para duplicar el mercado global de bonos verdes a 20 mil millones de dólares para septiembre, cuando las Naciones Unidas se reunirán en un foro de perfil climático.
Esta expectativa ha sido apoyada por otros analistas quienes consideran que durante 2013 se vio un punto de inflexión y este año se alcanzará el objetivo de los 20 mil millones de dólares en este mercado.
Desde 2008 que el Banco Mundial emitió el primer bono verde y hasta el pasado bono emitido el 20 de marzo por 550 millones de euros, el organismo mundial ha movilizado el equivalente a más de 5 mil 300 millones de dólares a través de 61 transacciones de bonos verdes en 17 monedas diferentes y el IFC ha emitido tres mil 400 millones de dólares en bonos verdes, incluyendo dos emisiones de mil millones en 2013.
El mercado se está desarrollando con la participación de todas las partes involucradas, gobiernos, instituciones financieras y empresas del sector privado. A inicios del año trece bancos -incluidos Bank of America Merrill Lynch, Citigroup, Crédit Agricole Corporate and Investment Bank y JP Morgan Chase- constituyeron el documento nombrado "The Green Bond Principles", en donde describen el proceso de designación, administración y reporte de bonos verdes.
Bajo la asesoría del IFC, del Banco Mundial y otros emisores de bonos verdes, reconocen un amplio rango de categorías de proyectos con potencial en energías renovables, eficiencia energética, manejo sostenible de desechos y uso de tierra, conservación de la biodiversidad, transporte limpio y agua, y recomiendan que la selección de proyectos tengan beneficios ambientales que puedan ser descritos, cuantificados y evaluables.
Por su parte, Solactive AG, proveedor alemán de índices de mercados financieros, lanzó el primer índice de bonos verdes, el "Solactive Green Bond Index", que provee la exposición a estos instrumentos basado en un universo provisto por la Iniciativa de Bonos Climáticos.
En una segunda etapa de crecimiento, el sector de bonos verdes necesitará un ecosistema de servicios especializados para los inversionistas. Los títulos referenciados, ETFs, son una opción de inversión que permite a los inversionistas más fácilmente participar en el mercado con atractivos de liquidez y el Solactive Green Bond Index podrá ser la base de un ecosistema que incentive la demanda de bonos verdes por parte de más inversionistas.